CAPITULO 42

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El tiempo, un factor escaso para la joven pareja había comenzado a dejar leves estragos, no destructivos ni amenazantes, pero si estresantes...

Cinco meses habían transcurrido con total rapidez y la fecha estimada para la pequeña pero acogedora boda había llegado, situación que haría a la castaña estallar de nervios, pues el notorio silencio de su hermano y suegro le causaban escalofríos, uno de sus más profundos temores; trato de evitarlo y seguir los consejos de su cuñada sin embargo en la soledad de su habitación cuando el albino no estaba, para ella era casi imposible no pensar en ello, y en la inmensidad de posibilidades desastrosas en las que podria concluir su tan añorada boda con el hombre al que consideraba el amor de su vida, su querido Sesshomaru.
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Salió de sus pensamientos cuando Kagura llamo su atención para que se fijará en el espejo, de inmediato se fijó en el peinado que la pelinegra le hizo con tanto esfuerzo, un sencillo recogido, adornado con una trenza y varios prendedores con forma de mini rosas de color rosa pastel, un poco sencillo pero que se adaptaba por completo al gusto de la joven novia.

- Gracias, quedó precioso- susurra con una sonrisa mientras se mira en el espejo.

- Sabes que me hace muy feliz poder ayudarte- responde la mayor mientras da dos pasos hacia atrás y se sirve la nariz.

- Santo cielo, no vayas a llorar- suelta Izayoi mientras observa a su hija con desaprobación. - Hoy debe ser un día feliz para todos- asegura.

- Lo siento mamá, pero aún no puedo creer que ya llegó el día... El tonto de mi hermano se va a casar con una mujer muy hermosa, y que además es mi mejor amiga- comenta mientras deja que una lágrima resbale por su mejilla.

- Ay noo- pide Rin mientras se levanta y le da un abrazo.

- ¡Dejen de chillar! O voy a terminar yo también llorando- pide la pelinegra mientras se une al abrazo.

Las tres dejan salir una leve risilla antes de separarse y luego ver a la madre de la castaña entrar con el vestido en sus manos.

- Perdón por la tardanza, me encontré con tu padre en el pasillo y ya sabes cómo le encanta hablar- suelta en medio de una risilla la mujer.

- Seguro está nervioso- asegura Izayoi.

- Claro que lo está, hoy se va a casar su pequeña- le sigue la castaña mayor.

Kagura y Rin solo se limitan a dejar salir un leve risa mientras la pelinegra ayuda a su amiga a deshacerse de la bata de seda que cubría su cuerpo, para luego entre las tres ayudarla a colocarse el vestido, que con anterioridad eligió con sus tres queridas damas de honor, era de seda y de corte sirena, se ceñia a su cuerpo de manera espléndida, pues no llegaba a ser vulgar pero tampoco perdia aquella esencia sensual y elegante por la que había sido elegido.
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- Es espectacular- comentan Izayoi y Kagura al unísono.

- Te ves hermosa- susurra la madre de la castaña mientras reprime las lágrimas.

- No llores ma...- pide la castaña mientras se sorbe la nariz.

- ¡Oh no! No llores tu cariño, el maquillaje- pide Kagura en medio de una risilla.

- Tienes razón- responde la castaña  mientras que se mira en el espejo.
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Una vez se vio de pies a cabeza en el espejo todas sus dudas se fueron, se sentía espléndida y por su mente solo paso el añorado rostro de sus prometido, uno sorprendido al verla con aquel fascinante vestido blanco perla.

- Vamos, ya el auto nos está esperando- le informa la peliengra.

Camino con tranquilidad, no quería arruinar el trabajo de Kagura así trato de  no apresurarse para así no dañar el peinado ni el maquillaje, aún así no tardo mucho en llegar al primer piso y luego al auto; la ceremonia se llevaría a cabo en una pequeña capilla a las afueras de las ciudad, sitio escogido por la misma castaña quien luego de estar viendo infinidades de sitios se decidió por el más simple y apacible, fuera de las ruidosas calles de Tokio, en dónde una poca cantidad de personas pudieran charlar a gusto y celebrar de forma íntima.
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Luego de casi media hora de viaje llegaron al lugar, las damas de honor, incluyendo a Kagome quien la había estado esperando con el ramo en el recinto, la acompañaron hasta un pequeño salón cercano a la capilla, en la espera del padre de la castaña, quien la entregaría en el altar.

Una vez el solicitado llegó, la joven tomo el ramo entre sus manos y del brazo de su progenitor camino hasta la entrada de la capilla, una vez estando allí lo vió, aquel rostro de sorpresa pero de total adoración que me dedico su prometido en cuanto la vio, sin embargo aquella no fue la única sorpresa, pues para la castaña el ver a su hermano justo en la entrada le causó un gran estrago en el corazón, ya que el fondo siemore deseo que el pelinegro estuviera junto a ella en aquel momento tan especial; le dedico una leve sonrisa pero aunque esté no se la devolvió supo que no haría más que acompañarla aquel día.

Camino de la mano de su padre hasta llegar al altar, y una vez allí, justo cuando su mano se poso sobre la del peliplta su corazón se detuvo con varios segundos, dijo su vista en los dorados ojos de el y de inmediato supo que aquel día seria el inicio de una nueva vida a su lado, que ya no habrían peros y mucho menos algo que los separara; se concentró tanto en aquella dulce mirada que solo logro salir de sus pensamientos cuando el sacerdote pidió que recitarán los votos, con voz pausada pero segura lo hizo y asi mismo el, ambos con aquel brillo que delataba a leguas su felicidad.

Luego del "puede besar a la novia" todo se nublo alrededor de ambos, justo en el momento en el que sus labios se tocaron y se dieron el beso más dulce que jamás se habían dado, justo ahí... El mundo se reinicio para ellos.

- Te voy a amar por el resto de mi vida- le susurra el albino al odio antes de alejarse para recibir las felicitaciones del los presentes.

- Y yo a ti...- susurra para si misma antes de fundirse en el abrazo que su madre le estaba dando.
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Luego de la ceremonia tuvieron un comida en el salón principal de la casona  a la que pertenecía la capilla, al llegar la noche tal como se planeo no habría celebración ni mucho menos, los ahora esposos había elegido algo más íntimo, ambos en un pequeño chalet en el mismo lugar, una cena romántica le daría inicio a su luna de miel.
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- Está rico- inquiere la castaña dándole a probar un trozo de queso a su esposo.

- Definitivamente lo está- asegura el hombre dándole un sorbo a su copa de vino.

- Aún estoy sorprendida de que tú padre estuviera presente- comenta con una sonrisa.

- Honestamente me daba lo mismo- anuncia el mayor.

- Deberías alegrarte, sea como sea es tu padre mi amor- refunfuña con seriedad la joven.

- Es que lo único que realmente me importaba hoy, era tu...- susurra en tono coqueto mientras le da una leve sonrisa.

- Estoy tan feliz que podría explotar... - confiesa en medio de una risilla mientras se levanta de su silla para sentarse en las piernas del albino.

- Y a mi me encanta verte feliz- le segura con un sonrisa mientras la toma de la cintura y la abraza.

- Gracias por todo mi amor... Por hacerme tan feliz- anuncia mientras corresponde al abrazo y deja un beso en la comisura de los labios de su esposo.

El albino no permite que ella se aleje y antes de que sus labios se despeguen de los suyos, la toma de la mejilla y le planta un nuevo beso, uno más apasionado que el anterior, lleno de amor, pasión y deseo, pero sobre todo de ternura.

- Te adoro preciosa- le susurra el albino aún con sus labios junto a los de ella.

- Y yo a ti mi amor- segura la menor volviendo a unir sus labios en un beso.

Uno apasionado que como de costumbre los llevo a algo más, a terminar en la cama y a hacer el amor... A amarse el uno al otro como sabían que siempre lo harían.
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FIN.

Si llegaste hasta aquí gracias por leer preciosuraa.❤️❤️❤️

(Recuerden que este no es el final de la historia, solo es el final de temporada)









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