CAPITULO 19

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Soñolienta entro a la ducha, luego de varios minutos salió y se coloco una de aquellas faldas y camisas que había comprando a principio de año para reemplazar el espantoso uniforme que había estado usando, las acompaño con unos tacos bajos y su mochila blanca junto con una media coleta y un lazo a juego, bajo se despidió de sus padres y salió de camino a la parada de autobuses para ir al trabajo, se sentó en las bancas a esperar sin embargo en vez de ver llegar al autobús puso identificar el auto de Sesshomaru aparcar frente a ella, realmente no estaba sorprendida porque ese tipo de cosas eran muy común en el Taisho, así que sin esperar a que el hablara subió del lado del copiloto.
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- Buenos días- saluda mientras se abrocha el cinturón.

- Como amaneciste- inquiere el hombre.

- Muy bien y tú- responde la castaña fijando su vista en la ventana.

- Con mucha hambre- suelta con sorna.

- Cuando no- suelta con sarcasmo Rin mientras sonríe de oreja a oreja.

- Me estás llamando hambriento- inquiere el hombre fingiendo indignación.

- ¿Perdón? Dijiste algo, es que no te escuché- le responde Rin ya no pudiendo aguantaras la risa.

Aquella risilla en poco tiempo paso a ser una sonora carcajada que no pasó desapercibida para el hombre, pues no la acompaño en la risa pero la observó como si su vida dependiera de ello, analizo cada facción de su rostro... Su ojos, sus pobladas pestañas y aquel rebelde cabello que debía admitir le gustaba tanto como se le veía, pero sobre todo su sonrisa... Es sonrisa que se le había demasiado hermosa.
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- Te ves realmente hermosa cuando te ríes- suelta de repente mientras fija su vista en la carretera.

Justo en ese momento toda la gracia que pudo sentir Rin debido a aquella extraña conversación que tuvieron minutos atrás , desapareció siendo reemplazada por aquella característica vergüenza que sentía cada vez que el Taisho le lanzaba un cumplido, porque si había una cosa a la que aún no se acostumbraba era a eso...

A qué el la llamara Hermosa...

A qué la mirara con admiración sin una razon aparente...

Sin embargo aún con aquel sonrojó en su rostro se atrevió a hablar por primera vez desde que su risa cesó.

- Acaso no me veo hermosa cuando no sonrió- inquiere con una sonrisa.

- Siempre te ves hermosa- asegura el albino en medio de una risilla.

- Lo se...- responde orgullosamente la mujer.

Luego de aquello ambos se mantuvieron en silencio, se sentía tan cómodos estando juntos que no necesitaban pronunciar palabras para que el ambiente fuera agradable, ella fijo su vista en la ventana mientras que el se concentro en el camino hasta la escuela en dónde trabajaba la castaña, al llegar se despidieron con un corto beso que el albino dejo en los labios de Rin y una vez se aseguro de que ella estaba dentro de la institución educativa encendió de nuevo el motor del auto para partir hacia su trabajo; el resto de la mañana ambos se concentraron en sus obligaciones, Rin avanzo un poco con el cronograma de actividades del primer semestre del año, mientras que el Taisho asistió a varias juntas que tenía programadas aquel día y reviso varias carpetas que había pospuesto por falta de tiempo, a la hora del almuerzo Rin no se dirigió a casa a su vez fue a casa de su hermano, en dónde le esperaba Kagura quien desde hace varios días le había extendido una invitación para almorzar juntas, pues ahora debido a su nueva relación con el albino ambas tenían un tema nuevo de conversación y la pelinegra estaba realmente interesada en ello, al llegar tocó el timbre y a los segundos su cuñada ya le había abierto la puerta, se saludaron con un beso en la mejilla y juntas caminaron hasta el jardín, en dónde solo se encontraban las dos ya que por suerte su sobrina estaba en casa de su abuela y su hermano había informado que aquel día no podía ir a casa a comer por exceso de trabajo, cosa que Ein agradecía porque realmente deseaba desahogarse con alguien, quizás aquello era demasiada felicidad para estar callada todo el tiempo, por alguna razón deseaba compartir su dicha con alguien, y para su sorpresa su cuñada era esa persona, las últimas semanas Kagura se había convertido en un gran apoyó para ella, pues le daba consejos cuando veía que no hacía las cosas bien y la apoyaba cuando notaba que estaba a punto de rendirse, gracias a eso ahí estaba ella...

Disfrutando aquellos pequeños pero grandes momentos con el albino, permitiendose ser feliz sin mirar hacia los lados, dejando que su corazón desborde amor sin medidas, realmente estaba agradecida con Kagura por todo...
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- Y entonces, ¡cuéntame qué me muero por saber!- insiste la pelinegra mientras le extiende un vaso de jugo a su cuñada y coloca un plato con galletitas en la pequeña mesa de centro.

- ¡Me llevo un ramo de tulipanes hace unos días!- confiesa con emoción la castaña mientras sonríes de oreja a oreja.

- Y de que color eran- inquiere la mayor.

- Rojos...- responde de inmediato Rin.

- He escuchado que simbolizan la pasión- anuncia en un tono picaron la pelinegra.

- Enserio- responde incrédula la menor.

- Sí- asegura Kagura.

En ese momento Rin deja que un profundo suspiro se escape de sus labios, mientras que observa a su cuñada con una sonrisa.

- Y crees que el lo sepa- pregunta  reincorporándose en el mueble.

- Creeme cuando te digo que todo lo que hace Sesshomaru ha sido planeado con más de un día de anticipación, y eso requiere revisar cada detalle minuciosamente- asegura la pelinegra dando un sorbo a su jugo.

- ¡Kagura! No me hagas ilusionarme mas- le reprocha la menor.

- Oye... Para mí no hay nada mejor que ver qué dos de las personas que más aprecio son felices, y que para mí dicha estén juntas- confiesa la mayor con un sonrisa.

- Enserio- le responde la castaña mientras la observa sorprendida.

- Muy enserio... Desde que te conocí te convertiste en una hermana para mí, y saber que tu y mi Sessh están juntos y felices, me hace muy feliz- suelta la mayor en medio de un suspiro.

- No sabes cuánto desearía que mi hermana fueras tu y no Naraku- confiesa la chica.

- ¡No digas tonterías niña! Que Nara te adora tanto o más que yo, tu y Kanna son las niñas de su ojos... Admito que a veces me da envidia pero cuando recuerdo todo lo que provocó en el se me pasa...- confiesa Kagura, dejando un tono picaron en lo último.

- ¡Mujer! No me interesa saber esas cosas- suelta Rin mientras se ríe y contagia a su cuñada de esa misma risa.

Definitivamente tenía a una gran aliada, así que sabía con certeza que todo estaría bien, y si Naraku no lo aceptaba al principio pues se tendría que acostumbrar, ya el hizo su vida y ella tenía derecho a hacer la de ella.
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CONTINUARA...

Si llegaste hasta aquí, gracias por leer preciosuraaa.♥️♥️♥️

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