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Mads.

Navidad había llegado a todas nuestras casas. Me encantaría decir que no salía de casa por el horrible frío y por la gran capa de nieve por las calles. Pero, vivíamos en Los Ángeles. La gente estaba en traje de baño, como si todavía fuera agosto.

Ambos habíamos tomado la decisión de pasar este año la navidad y año nuevo en casa de la familia de Alex en ciudad de México, el año que vendría nos tocaría con mi familia.

Mi familia al saber que está vez no pasaría navidad con ellos, decidieron venir a Los Ángeles para pasar unos días juntos, antes de nosotros irnos a ciudad de México. Mis padres y mis dos hermanas habían llegado el 18 de diciembre.

Y aquí estábamos, en una casa que mis padres habían rentado para los días aquí. Mi mamá tomando el sol, mi hermana mayor Vane, estaba en el agua con su ahora prometido. Papá y Alex estaban haciendo la carnitas para unos tacos, y yo estaba con Gaby sentadas en la orilla de la alberca.

— No te decepciones, Gabs...— Le di un pequeño abrazo.— Sé lo que Jerry significó para ti, se que llevaban años de relaciones y planes a futuro. Pero ese pendejo en cuanto encontró la oportunidad de dejarte, lo hizo.

Me habia contado que desde el cierre de Acábatelo, Gerardo había encontrado la excusa de terminar con ella. Diciendo que como ya no trabajaban juntos, no podrían tener más tiempo para su relación.

Este le había prometido muchas cosas, entre ellas casarse y formar una familia después de Acábatelo.

— Tal vez fue porque es más menor que yo...— Dice volteando a verme y yo negué.— A lo mejor lo que pensó fue que necesitaba más relaciones antes de tener una relación seria.

— No. Hermana, escucha.— Volteé mi cuerpo para tomarle de las manos.— Date cuenta, solo te quiso por fama, para resaltar mucho más en el programa. Además, siempre lo noté muy gay.

Gaby suelta una escandalosa risa.— Ya somos dos. Siempre tuve la sospecha...

— Lo ves...— Sonreí de lado.

— El punto es, que no se que hacer ahora.— Suelta un largo suspiro y hago una mueca.— Con lo del cierre del programa, no encuentro trabajo en Monterrey. Donde me dan trabajo es en ciudad de México, pero no quiero dejar a mis papás solos en la ciudad.

— Gaby, ellos ya vivieron, querida.— Ambas sonreímos.— Mis papás viven ya varios años los dos solos, todas nos fuimos de casa. Así es la vida hermana, naces, creces, y te vas del nido. No temas a abrir tus alas a nuevos aires. Te aseguro que nuestros papás serán los primeros en desearte suerte.

Ambas miramos a nuestros papás, no eran tan grande de edad, pero sus arrugas y sus canas eran más presentes en sus cuerpos. Nos habíamos dado cuenta que mi papá ya tomaba pastillas para el dolor de huesos, que le temblaban las piernas y por eso había veces que se caía. Mamá lucía más cansada, y también tomaba pastillas para la presión. Entre ambos se cuidaban y se recordaban que pastillas debían tomar.

Estaban envejeciendo juntos.

Mi papá es el primer hombre en mi vida, ese que siempre me decía linda, apesar que yo no lo creía. Ese que me decía que jamás odiara mi estatura o mi cabello, que eso era lo que me hacía Madison. Ese que de pronto venía a darme besos o abrazos. Ese que me daba la mano al cruzar la calle, o al que esperaba con ansias que llegara del trabajo para salir de casa y recibirlo con un abrazo, él siempre me veía correr hacia él y extendía sus brazos para recibirme.

Ya estaba envejeciendo, mi papi.

Ahora estaba enseñando al amor de mi vida, como ser como él, como debe cuidarme y que siempre me debe de amar. Y el saber que está tan tranquilo en quedarme con él, me hacía saber que Alex es el correcto.

Love Story | Quackity |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora