Maddison Ramírez una aspirante a streamer decide mudarse a Los Ángeles para estudiar la carrera de sus sueños, pasando los años se da cuenta que su sueño no le ayudo en nada para la vida.
Alex Quackity un Streamer famoso y millonario de la aplicació...
La habitación era tremendo ruido a eso de las ocho de la mañana, al parecer todos habían querido levantarse temprano hoy. Lo que yo quería hacer es descansar las horas que no dormí en estas dos noches.
Moví mi cuerpo, recibiendo un gran golpe en mi cabeza.
— ¡Ay!— Solté yo, levantándome de golpe.
— ¡Hey, no mamen!— Escuché a Samy.
— ¡Hijo puta vida! ¿Quien fué?— Juan también se levantó alarmado.
Volte a verlos, entonces me acordé que nos dormimos compartiendo almohada, había movido mi cabeza y nos había hecho recibir un gran golpe a los tres.
— Fuí yo, lo siento juanito.— Me disculpé para volver a acostarme en el sillón.
— Pinche Maddy, wey.— Samy fue quien se paró del sillón con una cara de modorra.
Juan y yo nos acostamos de nuevo, aunque poco después nos lanzaron agua a nuestras caras.
— ¿Razón?— Pregunté viendo a Iván.
— Alex me dijo que te levantará y no hacías caso a la buena.— Dejo el vaso en la mesa.— Así que fui por agua.
— Ya estaba despierta, cabrón.— Le dice Juan parándose del sillón.— ¿Y que tenía que ver yo?
— Solo lo hice porque me caes del orto.— Le recuerda el argentino.
Solté una risa volviendo acurrucarme en el sillón, esta vez tapando hasta mi cabeza.
Escuchaba como Rodrigo, Roier y Aldo estaban jugando en la televisión. También podía escuchar las secadoras de cabello de Ama y Ari en el baño, y ahora también escuchaba la pelea de Juan e Iván.
Alguien me quita la cobija de mi rostro, y cuando le iba a dar una buena patada por hacerme levantar temprano, me di cuenta que era mi novio.
— Buenos días, solecito...— Me da un beso en mi frente.— Te traje café...
Sonreí sentandome en el sillón y tomando el café, café con vainilla, lo amaba.
— Se que fue un día ajetreado para todos.— Se sienta frente a mí agarrando mi mano libre.— Pero hoy tenemos que recoger a Olí a las diez y después ir a la tienda con Lenay.
Asentí recordando todo lo que teníamos que hacer, está noche también tendríamos que ir a casa de mi suegra, y mañana tendríamos nuestro vuelo a los angeles.
Algunos minutos después, nos despedimos de los chicos y planeamos cenar a eso de las siete juntos antes de que todos se vayan a sus hogares.
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