Miré la hora en mi teléfono por milésima vez. No podía creerlo. ¿Por qué tenía tan mala suerte? Llevaba nueve horas en el aeropuerto, sentada, alternando entre mirar mi teléfono y el piso. Resulta que lo que era una pequeña llovizna cuando llegué al aeropuerto, en solo unos minutos se transformó en una tormenta eléctrica que impedía que los aviones despegaran o aterrizaran. Todo era un caos, estaba lleno de gente, por suerte yo había encontrado un asiento, pero había mas de veinte vuelos retrasados y eso significaba muchas personas esperando.
Si no tomaba un avión con rumbo a Corea en las próximas cuatro horas, no llegaría al juicio de Woobin. Además, me quedaba muy poca batería y los enchufes disponibles para cargar teléfonos estaban todos ocupados.
Mina: Chaeng, mi vuelo aun no sale y voy a quedarme sin batería, haré lo posible por llegar al juicio, lo prometo (00:19 hrs)
Fue el último mensaje que pude enviar antes de que la pantalla se fuera a negro. Ahora mi misión era cargar mi teléfono, pero eso significaba perder mi asiento. Estuve una hora completa esperando a que el enchufe más cercano se desocupara, la mujer que lo usaba tomó su cargador y en ese preciso instante yo me levanté y corrí hasta el lugar, pero alguien fue más rápido y perdí mi oportunidad. Rápidamente di media vuelta y corrí de vuelta a mi asiento, pero justo una persona se sentó. Me quedé sin enchufe y sin asiento, sabía que pasaría. Había mucha gente que ya se había rendido y estaba sentada en el piso, hubiese preferido conseguir un rinconcito para poder descansar, pero los rincones estaban tomados y prácticamente el único espacio libre que había, era junto a una especie de cartón de anuncio, cerca del baño. Tomé mi mochila y con toda la dignidad que me quedaba, me senté y apoyé mi cabeza en el cartón. De a poco el sueño me fue ganando y mi cuerpo fue haciéndose más pesado, cosa que el cartón no pudo aguantar y se desplomó junto conmigo hacia el piso. Todos los que estaban despiertos a mi alrededor me miraron y vi a más de uno reírse. Volví a poner de pie la estúpida publicidad y con la, ahora nula, dignidad que tenía, me acosté en el piso y apoyé mi cabeza en la mochila. Por las ventanas aún podían verse rayos y relámpagos, así que no me importó más nada y cerré los ojos, dejándome llevar por el sueño.
Ni siquiera recuerdo lo que soñé porque dormí muy profundamente. Si no fuera porque una chica que era parte del personal del aeropuerto me sacudió levemente, yo ni me enteraba de que la tormenta había acabado y los vuelos se habían reanudado.
—Disculpe, señorita —repitió al menos tres veces antes de que yo abriera los ojos mientras sentía que me sacudían de los hombros.
Logré despegar mis párpados y me encontré con su cara de preocupación.
—La tormenta pasó, estamos retomando los vuelos, ¿cuál era el suyo?
—El de las cuatro con destino a Seúl —respondí, sentándome, sin recordar el número exacto del vuelo.
—Pues su vuelo sale en cinco minutos, por la misma puerta de embarque que tenía presupuestada.
—¡¿Cinco minutos?! —me puse de pie rápidamente y agarré mi mochila— ¡Gracias! —exclamé mientras entraba al baño que estaba a un par de metros de donde yo dormía hace unos segundos.
Me miré al espejo, tenía unas enormes ojeras, a pesar de haber dormido unas cuantas horas. ¿Cuántas exactamente? ¡El juicio! Salí del baño corriendo y busqué una pantalla que me indicara la hora. Cinco y veintisiete, el juicio empezaría cuando yo estuviese llegando a Seúl. Corrí a la fila que ya estaba avanzando en la puerta de embarque. Subí al avión, me acomodé. Estaba tan nerviosa que no fui capaz de pegar un ojo en todo el vuelo. No paraba de mirar la hora en el reloj del señor que iba sentado a mi lado. Ni siquiera pude disfrutar el paisaje del amanecer desde el cielo, con todas esas hermosas nubes que parecían suaves almohadas y me recordaban lo incómoda que había dormido apoyada en mi mochila.

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Malentendido 2 (Michaeng)
Romance¿Habrá tiunfado el amor sobre la distancia en la relación de Mina y Chaeyoung? Las cosas no siempre salen como uno lo espera y nos toca enfrentar diversas adversidades. Lo importante es nunca soltar la mano de quienes nos aman. Mina tiene mucho que...