Malentendido 2 (Michaeng)

27

Me puse de pie, recogí mis muletas y caminé hacia el auto. Adentro estaba Woobin, estaba consciente, pero tenía una fea herida en la frente, imagino que por golpearse con el volante del auto. El auto no se había dañado mucho, por suerte. Al parecer no venía muy rápido y alcanzó a frenar antes de impactar con toda la fuerza. Estaba confundida.

—Woobin, quédate quieto, esperemos a que llegue la ambulancia—dijo Chae, intentando conservar la calma.

Los vecinos comenzaron a salir de sus casas a ver lo que había pasado. Chaeyoung corrió a su casa para traer una toalla y se la entregó al chico.

—Toma, presiona contra tu frente, para que no sigas sangrando.

—Lo siento —repetía el chico.

—No te preocupes, fue un accidente, pero todo estará bien.

—Lo siento mucho, venía distraído mirando el teléfono para avisarte que había llegado —explicó—, cuando me di cuenta giré el volante, ¡casi te atropello, amor! ¡Lo siento mucho! —comenzó a llorar.

—Ya, amor, no llores, todo va a estar bien—acarició delicadamente su cabello.

¿¿¿Distraído mirando el teléfono??? Sí, claro, era obvio que quería atropellarme, si no fuera porque Chae se cruzó, el chico hubiese seguido de largo. Realmente iba a atropellarme como me había amenazado, era un maldito psicópata. Y lo peor de todo es que por su locura, estuvo a punto de atropellar a Chaeyoung, eso sí que no podía perdonarlo. Quería sacarlo del auto y encararlo en ese mismo momento. Lo hubiese hecho, de no ser porque llegó la ambulancia.

Lo subieron a la ambulancia y Chae subió junto a él. La chica olvidó por completo mi existencia, pues estaba muy preocupada por su novio. Apenas la ambulancia se fue, llegó la policía para constatar los hechos. Jeonghoon les inventó a los oficiales que Chae se había cruzado sin querer frente al auto y para no atropellarla, el chico había girado el volante y había chocado con el muro, pero que como el muro no había sufrido un daño grave, no había ningún problema, insistió en que había sido un accidente. Además, les aclaró que éramos todos conocidos, para que no se llevaran el auto y lo dejaran a su cargo. La policía desapareció y con eso, los vecinos volvieron a entrar a sus casas entre murmullos.

—Voy a ir al hospital, ¿quieres venir conmigo, noona? —preguntó Jeonghoon.

—¿Sabes conducir? —pregunté sorprendida.

—Saqué mi licencia hace un par de meses, pero soy un buen conductor —aseguró.

—¿Crees que podamos usar el auto de Woobin?

—Solo tiene una abolladura y un foco quebrado.

—¿Si sabes que es ilegal conducir con solo un foco?

—Bueno, tomemos un taxi —rodó los ojos—, pero primero voy a estacionar bien el auto.

Jeonghoon dejó el auto bien estacionado, comprobamos que el muro no había sufrido ningún daño, cerramos la casa y pedimos un taxi. Llegamos al hospital en veinte minutos. Entramos a urgencias y de inmediato vimos a Chae y Woobin en uno de los box de atención, el chico tenía un cuello ortopédico.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Jeonghoon, preocupado.

—Estoy bien, solo fue un pequeño corte, me van a suturar y podré irme -respondió, después me dedicó una mirada y siguió hablándole a Jeonghoon.

Me acerqué a Chae y la arrastré hacia el box del lado, que estaba vacío.

—¿Están bien tus rodillas? —pregunté, mirando hacia abajo.