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—No quiero ir a clases, quiero estar contigo —hice un puchero.

—La semana pasada ya faltaste un día —Chaeyoung acariciaba mi cabeza.

—¡Pero!

—¿Pero qué? —rio.

—Pero nada, no tengo excusa —apoyé mi cabeza en su hombro.

Estábamos sentadas en una banquita en un parque cerca de la universidad de Chaeyoung, la había ido a ver a la salida de sus clases.

—Si quieres te voy a buscar cuando salgas y te acompaño a casa —dijo con una sonrisa.

Suspiré con los ojos cerrados.

—Está bien, pero quédate a dormir en mi casa —le hice ojitos de cachorro.

Chae rodó los ojos.

—Solo porque mañana mis clases empiezan tarde —accedió.

—¡Yay! —festejé.

—Ahora vamos, vas a llegar atrasada.

Caminamos hacia el metro y nos despedimos.

Fui a mis clases y no pude poner atención, solo quería salir para volver a ver a Chae. Cuando terminaron las clases, salí emocionada y la encontré sentada en las bancas frente al edificio.

—Te extrañé —la apreté fuerte entre mis brazos.

—Solo fueron unas horas —sonrió divertida.

—Aun así, te extrañé cada minuto.

—Exagerada —enterró su cabeza en mi cuello.

Nos fuimos durmiendo en el metro, ya era bastante tarde y a esa hora siempre hay asientos libres. Cuando llegamos a casa, escuché más bulla de la que acostumbraba a haber en mi casa un miércoles por la noche, quizás mis padres habían invitado a algunos amigos. Abrí con mi llave y para mi sorpresa, ahí, sentado junto a mis padres, como si fuera su casa, estaba Hiro. Los tres reían animados, nos vieron entrar y nos saludaron con el mismo ánimo.

¡Hola, hijas! —exclamó papá.

¿Cómo te fue en clases? —preguntó mamá.

Hola, chicas —saludó Hiro, sonriente.

Los miré extrañada.

Hola, bien y sin ofender, pero... ¿qué haces aquí? —miré a Chaeyoung de reojo, pero ella no mostraba emoción alguna.

¡Mina! —regañó mamá— ¡No seas grosera!

Hiro vino a visitarnos porque tú le dijiste que podía venir cualquier día —explicó papá.

Lo siento, no quería molestar, Mina —Hiro se puso de pie.

No, siéntate, tranquilo —me acerqué a él para empujarlo de vuelta a su asiento—. Lamento haber sido tan grosera, es que no me lo esperaba, pudiste haber avisado.

Te avisé —respondió confundido—. Por instagram.

Encendí mi teléfono, abrí Instagram y en efecto, tenía un mensaje de Hiro avisándome que vendría a casa.

Soy mala para revisar los mensajes de Instagram, perdón —sonreí un poco avergonzada.

De todas maneras, estaba por irme ya —Hiro volvió a ponerse de pie.

Puedo llevarte hasta tu casa en auto, no te preocupes —papá se apresuró a decirle.

¿Seguro, señor Myoui?

Malentendido 2 (Michaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora