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A pesar de que hace un segundo sonreía, cuando me escuchó saludar, frunció el ceño.

—¿Hola? ¡¿Sólo eso vas a decir?! Desapareces por casi tres años y lo único que dices es... ¿"hola"? —dijo con prisa y alzando la voz.

—J-jihyo, baja la voz, por favor, estamos en la biblioteca —le pedí, alzando las manos frente a mi pecho.

—Perdón —se disculpó con la gente que estaba cerca—. ¿Quieres explicarme dónde estuviste todo este tiempo? —preguntó en un susurro, apoyándose sobre el mesón.

—Y-yo... —sabía que no debía salir de mi casa.

—Y más importante... —suavizó su expresión— ¿Cómo estás? —quería ponerme a llorar ahí mismo y contarle todo, apreté los labios—, ¿quieres que hablemos cuando salgas? —preguntó, supongo que se dio cuenta, por mi expresión, de que tenía mucho que decir, pero no podía hacerlo en ese momento.

Suspiré.

—Salgo a las cuatro y treinta.

—Te espero, puedo estudiar en este rato.

—Gracias —le dije, con una sonrisa sincera, ella me sonrió de vuelta y se fue a sentar en un escritorio.

Cuando terminé mi jornada laboral, me acerqué a Jihyo y salimos juntas a sentarnos en las mismas bancas donde había almorzado.

—¿Y bien? —preguntó sin sentarse, con las manos en las caderas y una expresión seria.

—Toma asiento porque es una larga historia.

Le conté todo y terminé la historia con lágrimas en los ojos, pidiéndole disculpas y diciéndole lo arrepentida que estaba.

—Ya, Mina —me abrazó—. Te perdono, no fue lindo no saber nada de ti durante tanto tiempo, estábamos muy preocupadas, si no fuera porque Sana hablaba con tus padres, hubiésemos pensado que estabas muerta, pero lo importante es que ya volviste, estás aquí y estás viva.

—Lamento tanto hacer que se preocuparan.

—Pasaste por muchas cosas sola, yo lo lamento por no haber podido estar para ti en esos momentos.

—Fue mi propia decisión enfrentar las cosas por mi cuenta, así que no te disculpes —me separé y limpié mis lágrimas.

—¿Sabes? Estuve todo este tiempo molesta contigo por desaparecer así, pero ahora que te tengo enfrente no puedo enojarme realmente, solo agradezco que estás bien.

—Yo creí que ibas a matarme.

—No, no, no —negó con la cabeza—.  No soy yo la que va a matarte, Mina, deberías esperar a que Jeongyeon o Sana se enteren, ellas sí que van a asesinarte.

—¿Cómo están ellas? —pregunté, ignorando su advertencia.

—Bien, Nayeon y Jeongyeon siguen estando juntas, ¿puedes creerlo?

—Más de cuatro años.

—¡Dahyun y Momo comenzaron a salir!

—Lo sé, lo vi en Instagram.

—Oh... viste Instagram entonces —su expresión cambió de pronto.

—¿Qué pasa en Instagram?

—¿Revisaste las historias de todas?

—No, solo vi un par de fotos y no he vuelto a abrirlo.

—Ya veo.

—¿Por qué?

—No es nada... —tomó mi mano— ¿qué dices si mañana nos juntamos con Sana? La veré a esta misma hora más o menos.

—Pero dijiste que me mataría.

Malentendido 2 (Michaeng)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora