30-¿Pudiste seguir con tu vida?

2K 126 21
                                    

Me detengo en la sala mirando mi cuadro. El departamento está en silencio. Cuando me he despertado Romane no estaba en la cama, me sentí un poco decepcionada no encontrarla ahí, solo dejo una bata de baño en el lado su cama que tome para vestirme. Quizás ni si quiera durmió toda la madrugada conmigo. Aún que cuando me desperté de madrugada estaban tan relajada dormida a mi lado.

El sonido de la licuadora que proviene de la cocina, saca una sonrisa en mi. Camino hacia la cocina, pero me detengo antes de entrar, quizás no es ella. Realmente no sé si tiene a alguien que le ayude. No sé si entrar y decepcionarme si no la veo o irme directamente al cuarto a cambiar e irme.

Me giro para regresar a la habitación, pero mi curiosidad y mi esperanza de que sea ella, hace que vuelva a la cocina esta vez abriendo la puerta. Y ahí está, Romane, está sirviendo lo de la licuadora en dos vasos.

—Parece que has dormido muy bien —dice Romane mirándome.

—¿Por qué lo dices?

—Por la sonrisa que hace brillar tus ojos.

—Ah, me he acordado de un chiste.

Romane me sonríe, parece no creerme, lo que hace que me de algo de pena, quizás sepa realmente el motivo de mi sonrisa. Ella.

Toma un vaso con licuado y camina hacia mi.

—Bebe. ¿Qué tal tu cabeza?

—Gracias. Solo duele un poco.

Bebo del licuado. Cuando doy el primer trago me doy cuenta de lo hambrienta que estoy, así que no dejo de beber hasta que me lo termino. Romane me mira de frente mientras le causa gracia. Cuando termino el licuado, ella se acerca a mi, pasa su lengua por el bigote del licuado que me ha quedado.

—Espero aún tengas hambre —dice sacando un banco de bajo de la mesa. Con un brinco me siento sobre el.

Romane acerca a mi un plato de chilaquiles, se sienta un lado de mí haciendo que su rodilla toque la mía.

—¿Tu siempre vas vestida de traje?

—Eh! Que esto es casual.

Sonrió porque claramente tenemos una idea diferente a lo que es ir casual. El vestir una camisa hasta las muñecas y un pantalón de vestir no es precisamente algo casual.

—Tengo una reunión en el club —dice después de dejarme que la observara.

—¿Entonces aceptas que eso no es casual?

—Podría serlo para mí. Anda come. No pregunté si te gustaba el picante, pero como mexicana, he supuesto que si.

—Está vez has acertado. ¿También trabajas en Sábado?

—Si se requiere si.

—¿Me necesitas? —guardamos silencio ante mi pregunta, una pregunta tan simple entre nosotras es algo más complejo. Yo quiero que su respuesta sea un sí, pero muy alejado al tema del trabajo.

—Se que hoy tienes una exposición.

—Cierto —digo recordándolo —¿Cómo lo sabes?

—Has recibido varios mensajes de Clarisa —pronuncia su nombre con desagrado —sobre a qué hora irán a verse.

—Mi celular, lo había olvidado.

—Así es, lo dejaste en la barra cuando te fuiste con esa mujer. —Deja de comer, se recarga sobre sus codos en la mesa parece estar recordando.

—Lamento que Mia te haya llamado. Nunca fue mi intención —digo avergonzada.

—¿Cuál era tu intención ? —me mira de la forma que solo ella sabe para obtener una respuesta.

ROMANE 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora