—Buenas tardes, señoritas. —Saluda Santino saliendo del ascensor.
—Buen día. —Max saluda.
—Buen día —respondemos Pía y yo a la vez.
—¿El ogro está en su cueva? —sonrió por la manera en que Santino se refiere a Romane.
—Si, está revisando sobre el proyecto de Max.
—¿Está de buen o mal humor? —vuelve a preguntar él.
Yo me sonrojo al recordar el buen humor de ella.
—Al parecer está de buen humor.
—¿Podemos pasar? —Max pregunta, deteniendo a Santino cuando iba abrir la puerta. Santino me mira sonriéndome como si se estuviera disculpando.
El teléfono suena, todos vemos el aparato, lo levanto llevándomelo a la oreja.
—Déjalos pasar —responde Romane.
—Que pasen —digo regresando el teléfono a su lugar.
—Parece que te tienen muy bien vigilada —bromea Santino viendo la cámara que da a mi escritorio. Yo solo me encojo de hombros.
—¿Quieren algo de beber? —se ofrece Pía.
—Gracias, pero justo de la bebida que estoy deseando, tu jefa la tiene adentro. —Santino le guiña un ojo, haciendo sonrojar a Pía.
Miro a Pía sonrojarse y esconderse detrás de su escritorio.
Mi celular suena recibiendo una llamada, cuando veo de quién se trata, respondo.
—Hola, Natalia. Lamento mucho no haber respondido en la mañana, he tenido mucho trabajo.
—No te preocupes mujer, yo entiendo. Te hablaba para ver si podemos cenar juntas, yo invito claro.
Muerdo mi labio, no sé si esta noche cenaré con Romane, ella no lo ha dicho y yo no me he atrevido a preguntar. También prometí a Natalia desayunar con ella hoy y le he quedado mal.
—Claro. ¿Donde te veo?
—A las 9 ¿te parece?
—Si, me parece bien.
—¿Paso por ti algún lado?
—Envíame la dirección y te veo ahí.
—¿Segura? No tengo problema en pasar por ti, puedo hacerlo —insiste.
—Está bien, te envío la dirección.
—Perfecto, paso por ti veinte para las nueve, que tengas lindo día cariño.
Cuelga antes de que pueda despedirme, me tomo de sorpresa su despedida, pero hasta ahora ella ha sido muy amable conmigo, así que ignoro eso último.
La puerta del despacho se abre y los tres salen.
—Hasta luego chicas —sonrió por la manera tan alegre de ser del hermano de Samady.
—Adiós —Max se despide tan serio como siempre.
—Romina, no sé qué le has dado de beber a esa mujer, pero síguelo haciendo, parece más a un ser humano ahora —Romane le da un golpe en la cabeza a Santino, los tres se ríen.
Max y Santino entran al ascensor dejándome sonrojada y a Romane con una sonrisa.
—¿Qué harás hoy? —pregunta mi jefa al cerrarse el ascensor. Yo miro a Pía, no sé si está prestando atención, pero parece fingir muy bien que no.
—Quedé con una clienta, a la que le estoy haciendo el cuadro, de cenar con ella.
El buen humor desaparece.
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ROMANE 1
RomanceRomina trabaja como asistente de dirección en la empresa de modelaje Rizzo. Después de dos años trabajando para don Franco, tiene que decirle adios, para darle la bienvenida a la hija de su jefe. A lo que parece ser un cambio simple, se convierte en...