Hoy ha sido el día más productivo que he tenido en sábado. He limpiado hasta lo más profundo de mi cuarto y movido todo para dejarlo al final en el mismo lugar. He ido a pintar un cuadro al garaje de Clarisa, a la que le he indicado con una seña no preguntara nada en cuanto me vio llegar. Todo para mantener mi mente en otro lugar y no pensar en ella, en lo que pasó ayer.
Todo ha sido en vano, ella siempre ha estado ahí, retumbando en mi cabeza. Son casi las ocho de la noche y al final me he rendido, no importa lo que haga, ya se ha adueñado de mi cabeza. Un escalofríos recorre mi piel cada que recuerdo lo sucedido, ¿será que llegue el momento en donde por lo menos los recuerdos, ya no provoquen nada?
El celular de la empresa vibra sobre el buró, el sonido exclusivo de ella para mensajes empieza a sonar, justo ahora me arrepiento haberle puesto el sonido más largo. Mientras cepillo mi cabello me acerco tan sigilosamente como si el celular estuviera apunto de explotar, aunque en realidad lo que esta apunto de estallar son mis nervios. Suelto el cepillo sobre la cama, dejándome caer en ella, tomó el celular como si quemara.
Romane:
Usa el vestido. Te recogerán a las 10.Ni un hola, ni un saludo. Solo es ella, siendo ella. Pero, ¿qué esperaba? me ha dejado muy en claro que fuera del club, solo somos jefa y asistente.
Volviendo a la realidad no se de lo que me está hablando. Ayer no quedamos en nada para hoy, pero me ha mandado el mensaje al celular de la empresa, repaso mentalmente algún evento para el día de hoy, pero no hay ni un recuerdo, más que ella.
—¡Romina! —el grito de mi madre me sobresalta. —Romina —toca la puerta como si quisiera echarla a bajo.
—¡Mamá! —digo abriendo la puerta —un día de estos le harás un hueco a la puerta.
—Sería tu culpa, deja de encerrarte con seguro. Toma, te llegó esto. —dice entregándome una caja negra con el logo Rizzo.
—Gracias —aún que muero de curiosidad, espero a que mi madre se retire para cerrar la puerta, pero ella se queda de pie esperando —gracias mamá.
—Eres insoportable —dice dando la vuelta para retirarse.
Colocó la caja sobre la cama. Al quitar la tapa, acaricio la tela de seda antes de hacerla a un lado.
—Aquí estás —digo sacando el vestido azul.
Lo colocó sobre mi, mirándome en el espejo, en el reflejo veo algo que lo hace diferente a los vestidos que me confecciona Mariza. Lo analizo y veo que es un vestido de Amaranta. Jamás he usado un vestido de ella, sus diseños son muy exclusivos.
¿Se habrá equivocado de vestido? O ¿De persona?
Dejo el vestido sobre la cama con tanto cuidado, sintiendo que ni si quiera la cama es un lugar merecedor y seguro para el. Camino ansiosa sobre el pequeño espacio libre de mi cuarto. ¿Será que le pregunto si se abra equivocado? O ¿simplemente lo uso?, pero ¿que si no es para mi? No me alcanzaría la vida para pagarlo.
Para Romane:
¿Te has equivocado de vestido?El celular no tarda en sonar.
Romane:
Yo nunca me equivoco.Me siento sobre el suelo. Solo duro unos segundos la tranquilidad que pudo darme su respuesta, ya que mi cabeza no tardo en enviarme ideas para torturarme. ¿A donde iremos? Sea donde sea por el vestido que ha enviado sé que será un evento muy importante.
No se cuanto tiempo llevo sentada en el sillón de mi cuarto, con una toalla cubriendo mi cuerpo y otro mi cabello, no se por donde empezar.
Los gritos de mi madre hablando con gente me ponen alerta, camino de prisa a la puerta de mi cuarto pegando mi oreja a ella para escuchar. El puño de mi madre sobre la puerta es fuerte, hace que lleve mi mano al oído, realmente un día de estos hará un hueco.

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ROMANE 1
RomanceRomina trabaja como asistente de dirección en la empresa de modelaje Rizzo. Después de dos años trabajando para don Franco, tiene que decirle adios, para darle la bienvenida a la hija de su jefe. A lo que parece ser un cambio simple, se convierte en...