6: Lo amable que puedo llegar a ser

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De camino a la barra, el escalofrío vuelve, esta vez combinado con un toque de calor, por lo que tomo mi cabello para hacerlo hacia delante dejando que mi espalda pueda ser tocada por el poco aire.

—Hola. —Me acerco a la amiga de Clarisa —Puedes darme una piña colada.

—Si ¿solo la piña colada?

—Si, por favor —Mira hacia el lugar donde estamos sentadas, sé a quién mira, sigo su mirada y pareciera que aquella mujer necia no sé a movido ni un centímetro de su celular.

Espero unos minutos y la chica se acerca con la piña colada y una margarita.

—Puedes decirle que va de mi parte —le sonrío.

—Se lo diré, pero no se la merece.

—Ya caerá —Me guiña un ojo. Tomo el vaso y la copa, creo que el traer las manos ocupadas y caminar con un vestido corto y tacones será complicado.

—¿Romina? —Me giro para ver a la mujer que me habla —¡oh! deja te ayudo.

—Gracias Samady. ¿Qué haces aquí?

—Viene a la inauguración, el bar es de Romane.

—Ah. —Podría decir más, pero lo único que sale de mi es —Ahora entiendo la falta de color —Samady se ríe porque sabe a lo que me refiero.

—¿Hacia dónde vas? —dice sosteniendo mi bebida.

—Ah, sí, perdón —Camino hacia la mesa, dejo la margarita enfrente de mi amiga —te la han enviado.

—¿Quién? —pregunta emocionada. Miro hacia la barra —Ah.

—Gracias Samady, ¿Te acuerdas de Luzma? mi mejor amiga.

—Si, claro, la recuerdo.

—Hola Samady —Luzma la saluda alegre.

—Y ella es Clarisa, la prima de Luzma.

—Lejanas, primas lejanas. —No puedo evitar mirar mal a Luzma.

—Clarisa, ella es Samady una amiga del trabajo.

—Hola —Clarisa saluda con un levantamiento de mano, para sorpresa de Clarisa, Samady se acerca a ella teniendo la mesa de por medio, haciendo que esta se ponga de pie para saludarla con un beso en la mejilla.

—¿Porque están tan arrinconadas? —pregunta Samady.

—Aquí nos tocó —dice mi amiga con un tono de niña chiqueada.

—¿Por qué no vienen conmigo? estamos arriba —evito mirar a mi amiga, pero sé que le están brillando los ojos.

—Te lo agradezco, pero aquí estamos bien.

—No, claro que subimos contigo —dice Luzma poniéndose de pie. Miro a Clarisa, claramente a ninguna de las dos nos agrada la idea.

—Vamos mujer. Te presentare a mi hermano y en una de esas nos volvemos cuñadas.

—Samady —digo asustada.

—Es broma.

Samady nos dirige a las escaleras, mi amiga va por delante de nosotras, Clarisa vuelve a ofrecerme su brazo para subir las escaleras.

—Chicos, tenemos compañía —Luzma se queda a lado de Samady mientras Clarisa y yo nos quedamos detrás de ellas. —Romina, el es mi hermano Santino.

Un hombre con los mismos rasgos que Samady, sus ojos verdes, cabello castaño y finos labios.

—Así que tú eres la famosa Romina —dice tan alegremente, que no puedo evitar devolverle el gesto con la misma alegría.

ROMANE 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora