Me toma de la mano y caminamos a su despacho. Es un lugar frío y oscuro, mucho más que el de Rizzo. Una lámpara en la esquina del escritorio es lo único que alumbra el cuarto. Romane se acerca al escritorio, toca de bajo de el y una puerta detrás de ella se abre.
—Antes de que esto comience, debo dejarte en claro un par de puntos. —Asiento. —No abra nada fuera de aquí. Fuera del club, seremos como lo que hemos sido siempre. No puedo darte más que placer. —Se a lo que se refiere. —Y no pido perdón si en algún momento sientes lo contrario. Al momento que insinúes algo mas, nuestro trato se termina. ¿Has entendido?
Asiento.
—Dilo.
—Entiendo —digo tímidamente.
—Yo no comparto Romina. —Su mirada es tan intensa —Si quieres a alguien mas para hacer esto, solo lo dices y todo termina. Se que eres libre ahora, el día que dejes de serlo se termina el trato.
—¿Y tú?
—Yo no estoy interesada en tener una relación con nadie.
—Pero ¿estar con alguien sexualmente?
—Te tendré a ti Romina.
Asiento.
Vuelve a tomarme de la mano y entramos a una pequeña habitación. El cuarto es amplio solo una cama en medio con telas de seda negra.
Me siento aliviada que no haya nada que pueda hacerme daño.
—Pareces decepcionada .
—Aliviada, me dijeron que aquí abajo era...
—Sadomasoquismo. —Asiento —No necesitas nada mas. Lo único que necesita esta aquí, detrás de ti. —La miro sobre mi hombro. —No es lo mío hacer daño.
—Por lo menos físicamente —respondo y ella solo se limita a mirarme.
—Está es mi habitación, así que puedes sentirte tranquila.
—¿Es tu burdel? —Me arrepiento en cuanto salen mis palabras.
—No Romina, nunca he traído alguien aquí. La utilizo para dormir solamente. Para otras cosas suelo utilizar las demás habitaciones.
—¿Y porque yo si estoy aquí?
—¿Has estado antes en un club de sexo?
—Ni si quiera sabía que había uno en la ciudad.
—Quiero que te sientas cómoda y segura.
Me mira, su mano sube hasta mi pecho, llevando mi mechón de cabello a mi espalda.
—Todas las malditas noches soñé este momento. Dime, Romina ¿soñaste conmigo? —Necesito pasar saliva para poder hablar.
—Si —digo con esfuerzo.
—¿Que hacia en tus sueños? — miro a sus ojos, siento como mi rostro arde en vergüenza —¿me soñaste entre tus piernas?
Asiento.
Su mano está en mi cintura y sus ojos me miran profundamente, puedo ver su deseo, puedo sentirlo. Llevo mi mano a su cadera acercándola mas a mi hasta sentir como su vientre toca el mío. Siento como su respiración se acelera, la habitación se siente mas pequeña. Jamás creí que mi piel podía arder tanto. Mis labios se secan, subo la mirada hasta sus labios y una ligera sonrisa aparece en ellos, se lo que esta haciendo, esta castigándome.
La música del club se escabulle entre las paredes de esta habitación, encerrándonos en una burbuja, siendo apenas un sonido lejano, permitiéndome escuchar su respiración y la mía.
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ROMANE 1
RomanceRomina trabaja como asistente de dirección en la empresa de modelaje Rizzo. Después de dos años trabajando para don Franco, tiene que decirle adios, para darle la bienvenida a la hija de su jefe. A lo que parece ser un cambio simple, se convierte en...