Phoebe y los demás llegaron a la ciudadela acompañados por muchos aliados que se sumaron en el camino. Entre ellos verdosos cerca de Hotir, otros más aislados de los Volcanes Miores controlaban el fuego y lava, era de donde provenía Kristie.
Casi una docena de chicos los recogieron cerca del acantilado de Javun los cuales eran capaces de controlar el metal. Ellos llevaban brazaletes plateados que resplandecían aún en la oscuridad.
Otro miembro de la comarca al igual que Matt podía materializar objetos de la nada, en este caso se encargó de crear cinco camiones con espacio suficiente para los guerreros que se unían a la causa.
Feitz, recogía imágenes que enviaba al jeep, nos mostraba el área. Logró captar el momento en el que trasladaban a mi madre y a los demás a otro lugar.
La batalla sería feroz y sangrienta pensó Phoebe ya que no iba a permitir que se metieran con su madre. Cerró con fuerza el puño, su rabia aumentó.
Los Norshoks, querían adueñarse de las piedras sagradas para construir un artefacto que dominara el universo. A Elizabeth, y a sus amigos Max, Exus y Aneucys los tenían encerrados en un edificio rodeado de guardias y trampas mortales.
El plan era infiltrarse en el edificio para rescatar a sus seres queridos. Pero no sería tarea fácil.
—Aún hay más Ray, hemos visto verdosos intentando luchar contra ellos —dijo Feitz mostrando la grabación.
—¿Cuánto falta para llegar Marcos? —pregunto Ray con ansiedad.
El anciano no respondió.
—Marcos —insistió Ray.
—Allá adelante —señaló Marcos mientras susurraba palabras incomprensibles.
Después de una gran pared de musgo, maleza salimos a un claro.
La ciudad se alzaba inmensa, imponente y lúgubre como me lo esperaba.
—¿Y cómo vamos a entrar ahí? —inquirió Kristie con incredulidad—. ¿No nos verán venir?
—Con esto —dijo Ray sacando un pequeño dispositivo de su bolsillo.
En el jeep seguían pasando las imágenes que los chicos aliados transmitían.
Los Norshoks eran poderosos y despiadados. Usaban sus poderes oscuros para atacar a los Guerreros de luz, que se defendían con sus espadas, escudos y magia. Los verdosos que entraban a la ciudadela eran destruidos prácticamente al instante.
Phoebe cerró los ojos ante tan cruel escena.
—No podemos seguir permitiendo esto —dije mirando a Ray.
Y salimos del jeep por un callejón que según Feitz era punto ciego para los Norshoks.
—Roth ¿está listo lo que te pedí? —dijo Ray por el auricular.
—Dame cinco minutos hermano.
—Date prisa —le pidió con impaciencia.
—¿Qué está preparando Roth? —indagué.
—Ya verás —Soltó Ray subiendo la comisura de sus labios. Este era otro de sus inventos y quería presumir de el.
El resto de miembros de la armada que llevábamos bajó de los vehículos con sus armas, otros con sus brazaletes ya eran muy peligrosos.
—Todo listo —dijo Roth saliendo de su jeep—. Tenemos diez minutos.
—¿Diez minutos para que? —interrogué, esta vez con desesperación.
Ray presionó un botón del artefacto colgante que llevaba de la muñeca.
Todos desaparecieron, incluyéndome.
—¡Andando! —dijo Ray, mientras que del resto del equipo solo se veía la pequeña luz del auricular, dando la impresión de ser un montón de luciérnagas en medio de la noche.
Sentí alguien a mi lado. Era Ray.
—Esto es un inhibidor de poderes, un aparato que bloquea las habilidades de los Norshoks. Lo conseguimos de uno de los científicos que trabajaban para ellos —susurró Ray a mi lado—. No podrán vernos ni percibir nuestra presencia.
Marchamos hacia el centro de la ciudad, estaba infestado de Norshoks. Impresionantemente no detectaban nuestra presencia, ni oían nuestros pasos.
Ray me llevaba de la mano y ni lo había notado hasta que sentí una chispa de electricidad recorriendo mi muñeca. No era insoportable, extrañamente era cálida, y le sostuve la mano con firmeza.
🌻
Llegamos al edificio según un mapa que tenía Sayre.
Teníamos que sacar a mis amigos y a mi madre antes de atacar.
Nos separamos por grupos, dejando explosivos por distintas partes de la ciudadela.
—Ray, aquel edificio del frente —susurro Sayre al auricular.
—Es ese —dijo Ray mientras nos acercamos a la enorme estructura.
—Quedan dos minutos Ray —dijo Roth con voz profunda.
—Andando —animó Ray a todos.
Cuando estabamos llegando a la puerta del edificio unas luces caían del cielo con premura.
—Llegó el momento —dijo Marcos quien nos acompañaba en medio de todos. Lo escuché cerca a mi derecha.
Las luces cayeron en varios puntos de la ciudadela.
—¿Son ellos? —susurré junto a Marcos o al menos eso intenté.
Ya habían pasado varios meses desde que los bunkers fueron lanzados a Dayrat. Según Marcos ellos vivirían años en esos meses. El tiempo se aceleraba en Dayrat.
—Es el momento —dijo marcos nuevamente —. El tiempo ha llegado.
Un rugido nos envolvió al chocar las luces contra las estructuras.
Entramos al edificio, estaba lleno de agua, limo por todas las paredes. Un pestilente olor me detuvo un instante.
—Phoebe debemos seguir —dijo Ray mientras podía ver su mano nuevamente.
—Se agotó el tiempo —dije mirando mis manos.
Entramos quince al edificio. Entre ellos dos verdosos, de los chicos de Javun seis se quedaron con nosotros, los demás se quedaron patruyando fuera.
Ahora tenían que ser cautelosos ya que el dispositivo había terminado su función de camuflaje.
Kristie iba delante con Roth. Karyl venía al final con Bob, el chico que hizo los camiones. Y en medio Ray, Marcos y yo.
Una vez subimos a la segunda planta por un escalera super destruida mi corazón estuvo a punto de detenerse.
Era ella.
Scarleth.
Estaba libre. Sonreía con una gracia demoníaca.
—Hola Phoebe, ¿Quieres jugar?

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Siluetas
Fiksi RemajaPhoebe es una chica de 17 años, llena de temores, como muchas chicas a su edad. Lo que no creerás es que a pesar de nacer en 2021 se encuentra atrapada en 1975. Intenta recordar los hechos que la llevaron a llegar hasta esa época. Adentrándose por c...