Nací el 16 de octubre de 2021 y aunque les paresca completamente absurdo, actualmente estoy atrapada en 1975. Lo sé, es descabellado afirmar esto. Y creanme cuando les digo que fue muchísimo peor para mi, despertar hace poco mas de un mes frente a una biblioteca al sur de Alabama. Mi primer recuerdo fue sentir como caía desde un risco muy alto, aterrizando en medio de libros y personas muy asustadas.
Como pude, por el sobresalto y el calor del momento, me puse de pie y caminé hacia un escritorio marrón, seguida por la mirada de todos los presentes. Tomé un diario "National Enquire", qué ponía en la portada algo referente a una película popular en su época, Jaws. Dirigí la mirada a la parte superior y mi mundo se desmoronó al ver la fecha, 29 de julio de 1975.
Trastabillé al dar un par de pasos atrás, y me topé con un espejo largo y viejo, que estaba colgado sobre la pared de madera. Me giré y la imagen que me saludaba era una yo destrozada literalmente.
Estaba cubierta de sangre; con múltiples golpes y rasguños en todo el cuerpo. Con la vista un tanto nublada pude ver que no tenía mi brazo derecho, y extrañamente no tenía ninguna sensación, me sentía en un vacío y desconcierto absoluto. Después de eso, todo se torno oscuro y me desvanecí otra vez.
Desperté en una habitación con paredes blancas de madera y junto a la cama varias personas iban y venían alrededor mío, cada una con una vestimenta bastante diferente a lo que estaba acostumbrada, ellas se hicieron cargo de mi los tortuosos días qué se convirtieron en meses. Sin hacer ninguna pregunta al principio; me curaron las heridas de todo el cuerpo. Mi brazo no corrió con la misma suerte. Simplemente ya no estaba. Reemplazado por un pequeño bulto y un vendaje marrón.
En esta época, el ritmo de la vida es más lento. Convirtiendo mis días en una eternidad tormentosa. Y aunque en Burkville todos son muy amables, incluyendo a las personas de Brown Hill, un sanatorio e iglesia que ayuda a personas sin hogar, siento que todo esto es demasiado abrumador. Las personas andan demasiado lento, sin otro lugar a donde ir, solo recorren el pueblo diariamente como una absurda condena, encerrados en este estrecho pedazo de cárcel al qué ellos llaman hogar.
Cuando pasó la primera semana pude salir del cuarto en dirección a la entrada; necesitaba aire fresco. Al principio mis piernas me fallaron debido a estar tanto tiempo postrada en cama. Pero la idea de salir de la habitación a escasos días de haber despertado ensangrentada, frente a la biblioteca de Old Selma, no era del agrado de la enfermera Lim Wernher, quien estaba altanto de mi desde el primer día.
Al contarle de donde venía y la fecha de mi nacimiento, la enfermera no hizo sino poner cara de preocupación. Era evidente que nadie creería todo lo que pasé.
La señorita Lim era una persona muy amable y comprensiva; una rubia de pelo corto y ojos café. Usaba un uniforme celeste, de cuello blanco y sobre él siempre llevaba puesto un chaleco rojo de algodón. Ella solía preguntar acerca de mis familiares o alguien a quien pudiera contactar, pero mi respuesta siempre era la misma:
"Es 1975 y aún no he nacido, necesito mi collar".
Ella solo suspiraba y en vista de no obtener respuesta me dejaba disfrutar mi almuerzo en paz.—Solo intento ayudarte —me decía al salir.
—Encuentre mi collar —era todo lo que le contestaba.
A pesar de no tolerar su insistencia, la enfermera me caía bien. Me hacía sentir mejor en las sesiones de limpieza de mi brazo cortado. Ayudaba a ignorar el dolor. Era como si ella tuviera algún poder para controlar el dolor.
La falta de tecnología en esta época irónicamente me tiene atada de brazos, al no poder encontrar evidencia de que en realidad aún no he nacido.
Ahora solo me queda recuperarme y poner en orden todos mis pensamientos. En intentar buscar aquello que he perdido, aquello que siento muy dentro de mi pero que me resulta casi imposible sacar a la luz. Necesito mi collar.
—¿Hola linda como sigues? —dice la señorita Lim interrumpiendo mis pensamientos.
—Podría estar mejor si tienen algún brazo robótico por ahí —contesto mirando el bulto a mi derecha.
—No creo que tenga algo así —camina hacia mi y deja una taza de té sobre la mesita a mi lado—. Pero traje té para que te relajes.
—Lo que necesito es mi...
—...Collar —dice terminando por mi—. Lo has dicho desde hace dos semanas.
—Y no pediré otra cosa que no sea eso —suelto intentando lucir seria—. Al menos hasta que me recupere de esta...
—Calmese señorita Phoebe. En su estado no es bueno alterarse —dice ella muy firme pero dulce—. Además ya es de su conocimiento que no me gusta que salga al patio, usted sabe que está muy delicada aún.
—Lo sé, pero voy a enloquecer si continuo aquí acostada.
—Le propongo algo para liberar su estrés —murmura ella—. Que tal si me cuenta un poco de su historia. Prometo escucharla.
—¿Y porqué ahora si quiere oirla? —le cuestiono.
—Digamos que me parece muy raro todo esto y quiero poder hallar algunas respuestas —dice Lim mirando mi brazo amputado—. Esos cortes han sido hechos con algo que jamás había visto.
Permanezco callada unos segundos, mirando hacia la ventana.
—-Está bien. Pero primero paseme ese té -tomo la taza con mi mano izquierda y doy varios sorbos para luego continuar hablando—. Ponga atención. Aveces me cuestiono los motivos que me llevaron a perder mi brazo. Tal vez fue el nuevo instituto y las personas que me encontré allí. Quizá. La gran perdida que afronte, podría ser.
—Pero una de las razones mas fuertes, pienso yo, fue el día que conocí a la señora Victoria Worth. El día que me dio aquel collar color carmesí. Desde ese día empezaron todas mis pesadillas. Desde ese día sentí como algo se despertaba en mi. Un don decían muchos pero mírame. Mas bien ha sido una maldición que me sigue a donde vaya.
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Siluetas
Genç KurguPhoebe es una chica de 17 años, llena de temores, como muchas chicas a su edad. Lo que no creerás es que a pesar de nacer en 2021 se encuentra atrapada en 1975. Intenta recordar los hechos que la llevaron a llegar hasta esa época. Adentrándose por c...