XXX Despedidas

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Mirando al firmamento cargado de estrellas, percibí como ascendían pequeñas partículas brillantes. Con tal asombro supe que era él que se alejaba a un mejor lugar, al menos eso esperaba.

Mientras perdían la esperanza, con cada escombro de la ciudadela humeante y en llamas, decidí que era momento de alejarse del lugar y seguir la búsqueda.

Kristie seguía junto al jeep con la mirada perdida.

Ray por su parte se dedicaba incansablemente a remover cada una de las piedras gigantes de los edificios que formaban la Comarca, con la esperanza de hallar algún sobreviviente, pero sus esfuerzos eran en vano; ahí no había más que escombros y nada más.

—No hallarás a los niños aquí Ray — dijo una voz a su espalda.

Era Marcos el cual había salido de la comarca durante el ataque.

—Las esferas fueron desplegadas al cielo cuando lanzaron las primeras bombas —dijo Marcos alzando sus manos.

—¿A dónde? —le interrogó Ray mientras se acercaba a Marcos.

—Las Oxber fueron creadas para que en un momento así fueran lanzadas al espacio y resguardarse en Dayrat —dijo el anciano con calma—. Y del cielo bajarán a librarnos de la oscuridad.

Esto último descompuso el rostro de Ray.

—Espera. ¿De qué está hablando Ray? —dije preocupada.

No respondío mi pregunta, lo miré fijamente y él, perdido en sus pensamientos miró detrás de mi y abrió sus ojos como plato.

Eran los oscuros habían llegado a la Comarca.

Sayre y Roth lanzaban rayos contra los oscuros que salían del bosque.

—Phoebe, tenemos que irnos, los Norshoks están avanzando —dijo Ray mientras tomaba mi mano y me subía al jeep junto con Marcos.

—Vamonos Kristie. Andando —Soltó Roth quien estaba subiendo al segundo auto.

Kristie solo lo miro, se negaba a subir y a abandonar el último lugar donde vio el cuerpo de Matt.

—¡No me iré! —gritó Kristie.

Ray salió del jeep arrastrando a Kristie dentro del mismo.

—Escucha, sé que es muy difícil de procesar todo esto, pero él querría que vivieras, que lucharas por Aaden, por la libertad —le dijo Ray mientras Kristie se volvía un mar de lágrimas y sollozos.

Marcos abrió la puerta trasera del vehículo y Ray dejó a Kristie al lado del anciano.

—¿Qué libertad? ¿Qué sentido tiene todo esto? Hemos perdido a Matt, a Scarleth, a Max, a Exus, a Aneucys, a mi madre —dije lo último con un dolor enorme en el pecho—. Estamos solos, Ray, solos contra un enemigo que nos supera en número y en poder —dije arremetiendo el puño contra el tablero de control.

—No estamos solos, Phoebe, tenemos esperanza, tenemos fe, tenemos amor —dijo Ray—. Y tenemos una misión, debemos hallar una manera de encontrar a los niños,  ellos son la clave para derrotar a los Norshoks, ellos son la profecía.

—¿Cómo? ¿Qué profecía? ¿De qué estás hablando, Ray? —pregunté impaciente.

—No hay tiempo para explicarte, Phoebe, tenemos que irnos, ahora —dijo Ray sin más y subió al auto.

🌻

Tendríamos que subir aquel risco tan empinado, de los árboles qué alguna vez existían solo quedan troncos secos y algunas raíces dispersas sobre el árido suelo.

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