Una farsa

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Escuchar la siguiente escena con este soundtrack de fondo, recomendable. :)


Echo, realmente acongojado por la decisión de Hunter, había decidido tomar acción, tenía que sacar, expresar, confesar lo que sentía, su inseguridad parecía querer atarle las manos y paralizar sus piernas, pero no permitiría que nada más lo detuviera, tomó las fuerzas que necesitaba y fue entonces que solo así se atrevió a dejar aquella nota en la barraca de la pelirroja.

El sol pintaba el cielo con tonalidades cálidas y la verde pradera  ofrecía un escenario tranquilo y sereno. Las flores y las largas hierbas crecientes se movían de un lado a otro a causa de la brisa.

Robbie, intrigada y expectante, siguió las indicaciones de la nota y llegó a la pradera. A lo lejos, vio la figura de Echo, que esperaba con una expresión seria pero determinada.

—¿Echo? —Preguntó Robbie con curiosidad, notando algo de tensión en el aire.

Echo inhaló profundamente, como si estuviera reuniendo coraje. —Robbie, hay algo que necesito decirte. Algo que he guardado conmigo, desde que te conocí...

Robbie asintió, esperando pacientemente a que Echo continuara.

—Yo...—Comenzó, pero las palabras parecían atascarse en su garganta. Haber peleado en la guerra de los clones parecía mucho más sencillo que estar ahí parado, hablando con la fémina. 

Pero era hora de dejar las excusas y los titubeos a un lado.

El era un hombre, y enfrentaría la situación como tal. Tomó aire e ignoró todo pensamiento que lo llevaba a arrepentirse.

—Siento algo por ti, Robbie. Más allá de la misión, más allá... de todo lo que hay en esta galaxia.

Robbie, realmente sorprendida lo miraba congelada y con los ojos bien abiertos por la confesión. 

No se esperaba aquello para nada.

—Echo... —Susurró la joven, viendo cómo el se aproximaba a ella con cautela y mucho cuidado. Ella no se movía, y tampoco despegaba la mirada de él.

—Eres hermosa, Robbie. Y no solo hablo por tu rostro, eres poesía entre las estrellas, eres... un ángel en este vasto universo... —El clon, respirando hondo y llevando su mano hacia la mejilla de la Jedi, pero sin tocarla, hizo un suave y delicado movimiento, como si de acariciarla se tratase, sin rosar su piel. —Y yo soy un soldado, condenado a la soledad y la oscuridad del espacio. —Al decir aquello, retiró su mano y se apartó de ella.

El corazón de la joven latía con rapidez, sus mejillas estaban sonrojadas y no podía articular palabra alguna. Al parecer, el sentimiento era mutuo. Se sentía sorprendida e impactada, pero feliz, a punto de decir algo, se encontró verdaderamente confundida al ser interrumpida por el clon.

—No necesitas decir nada, Robbie. No espero que sientas lo mismo. Solo necesitaba decirlo, dejarlo salir. —dijo apresuradamente, como si estuviera tratando de evitar enfrentar la posible realidad.

Echo dio un paso atrás, alejándose. 

—Yo... volveré a la nave.—Volvió a hablar el clon. —No necesitas preocuparte por responder. Seguiremos siendo compañeros.

Ella, desconcertada por la rapidez con la que Echo había decidido retirarse, se apresuró a hablar. —¡Echo, espera! No me has dado tiempo para que pueda decir algo.

Pero Echo, con un gesto de su mano, indicó que no era necesario. —No necesitas hacerlo, prefiero no saberlo. Sigamos adelante como siempre lo hemos hecho.

The Bad Batch, Amor mercenarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora