Cita con un romántico Sargento

105 5 1
                                    

Advertencia: Super escena lemon más adelante.

Una tarde soleada en Pabu, Hunter decidió sorprender a Anika con una cita especial. Sabía que a ella le encantaban los animales y disfrutaba de la naturaleza, así que organizó un paseo a caballo. Se acercó a su esposa con una sonrisa.

—Anika, ¿te gustaría salir a dar un paseo a caballo esta tarde? —Le preguntó Hunter con entusiasmo.

Los ojos de Anika se iluminaron con sorpresa y alegría. Amaba la idea de pasar tiempo al aire libre y en compañía de Hunter. —Me encantaría. —respondió ella con una amplia sonrisa.

Juntos se dirigieron hacia el establo de Pabu, donde Hunter ya había hecho los arreglos. Anika observó emocionada mientras preparaban los caballos. Cuando estuvieron listos, su amado le ofreció su mano.

—¿Lista para un paseo? —Le preguntó con una mirada llena de complicidad.

Ella asintió, tomando su mano con entusiasmo. Salieron juntos, guiando a uno de los caballos por los senderos de Pabu. El sonido rítmico de los cascos resonaba en el aire mientras disfrutaban de la tranquilidad del paisaje.

Durante el paseo, compartieron risas y conversaciones relajadas. Hunter se sentía agradecido por estos momentos especiales, donde podía disfrutar de la compañía de su chica en medio de la naturaleza. 

En un determinado momento, el sargento montó al equino, y le ayudó a su esposa a subir, tomando el control, se dirigieron hacia la playa, donde la suave brisa marina acariciaba sus rostros. A medida que avanzaban por la orilla, Anika quedó asombrada por la belleza del paisaje. Las olas rompían suavemente en la playa, y el sol teñía el cielo con tonos cálidos y dorados. Se abrazó más a Hunter, sintiéndose agradecida por el momento mágico que compartían.

Hunter, notando la emoción de Anika, sonrió y guió al caballo a un paso más tranquilo. La pareja disfrutó del sonido relajante de las olas y el suave vaivén de la marea. En un momento, Hunter detuvo al caballo y ayudó a Anika a bajar.

Se quedaron de pie en la arena, sintiendo la suavidad bajo sus pies descalzos. Hunter tomó su mano y, en silencio, contemplaron el horizonte. El sol se hundía lentamente, pintando el cielo con tonos anaranjados y rosados.

—Es hermoso. —Susurró Anika, con gratitud en sus ojos.

Hunter la abrazó con ternura. —Quería que tuvieras un recuerdo especial de nuestra vida aquí en Pabu.

Anika se volvió hacia él, sus ojos brillando con amor. —Lo es, Hunter. Gracias por hacer todo esto posible.


Ambos notaron que algunas nubes oscuras y un viento repentino los habían sorprendido, bajo el cielo encapotado, Hunter y Anika montaron a caballo a lo largo de los senderos de Pabu mientras las primeras gotas de lluvia comenzaban a caer. Con rapidez, Hunter tomó la decisión de dirigirse a una pequeña cabaña que le había sido confiada por Shep Hazard. La lluvia se intensificó, y ambos llegaron empapados a la acogedora cabaña.

Al entrar, el sonido de las gotas de lluvia golpeando el techo de madera se fusionaba con la atmósfera cálida y acogedora de la cabaña. Anika, agradecida por refugiarse del aguacero, miró a su alrededor, admirando la sencillez encantadora del lugar. Hunter, consciente de que sus ropas estaban completamente mojadas, decidió quitarse la camisa empapada. Anika, con una sonrisa juguetona, observaba cada movimiento. La tensión entre ellos aumentaba mientras el calor del lugar contrastaba con la frescura de la lluvia afuera.

—¿Quién iba a pensar que tendríamos nuestra propia cabaña secreta?. —Comentó Anika, con un brillo travieso en sus ojos.

Hunter, con una leve sonrisa, respondió: —Shep la confió a cualquiera de nosotros cuando necesitáramos un lugar tranquilo.

The Bad Batch, Amor mercenarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora