La batalla final

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—Hunter, despierta...

Aturdido, Hunter escuchaba voces que lo llamaban, pero le resultaba difícil despertar y abrir los ojos. Al abrirlos, la imagen borrosa de Omega comenzaba a hacerse cada vez más clara, y su voz cada vez más fuerte y entendible.

—¡Hunter, Hunter despierta! —Lo sacudía.

—¿O... mega? —Dijo con pesadez en la voz. Estaba realmente aturdido. —¿Qué pasó? ¿Los demás... Anika... la boda?

—Aqui estamos. —Pronunció Echo. 

—Tranquilo, la boda todavía no comienza. —Le dijo Robbie, son una leve sonrisa.

—¿Ah no? —Un poco más consciente, se llevó una mano a las sienes y se frotó los ojos.

La boda aun no había sucedido. Eso quiere decir... que todo había sido solo un mal sueño, uno terrible, pero ¿Desde cuando? 

—Te electrocutaron duro, no podíamos hacerte despertar. —Le dijo Sophie, colocándose frente a él y sosteniendo sus cosas.

—Tu... volviste.

—Si, en realidad, todas volvimos. —La rubia esbozó una ligera sonrisa. —Somos un equipo ¿no?

El sargento asintió con la cabeza.

—Entonces terminemos lo que comenzamos. —Dijo ella, mientras le extendía su blaster, su comunicador y su casco. —Este es el plan, nosotras iremos a arruinar esa boda y ustedes vayan a destrozar los motores y el propulsor de la nave, nos veremos en las salidas de emergencia en cuanto todo sea un caos. Permanezcan juntos y... manténganse a salvo.

Al escuchar las palabras de la rubia, todos asintieron y se prepararon para salir de la sala de tortura, las chicas, quienes estaban usando los equipos y el armamento de los troopers imperiales, no tendrían tanto problema al encontrarse camufladas. Con naturalidad, marcharon disimuladamente hacia el salón de ceremonias donde apenas todo comenzaba.

Anika, en el pasillo, observaba la puerta del salón, estaba lista para caminar hacia el altar. La tensión en el aire era palpable, y el eco de pasos resonaba en el corredor. Hemlock, dentro del salón con una sonrisa de triunfo, esperaba impacientemente, rodeado de dignatarios imperiales y personajes importantes. Antes de entrar al salón, observó como tres troopers llegaron y la rodearon, formando una escolta.

—¿Vienen a asegurarse de que no huya, verdad, ratas imperiales? —Escupió, harta y cansada del hostigamiento y control de Hemlock sobre ella desde que llegó.

—Si eso es lo que quieres, entonces no estorbaremos. Cásate con el cara de lothgato.

Anika abrió los ojos como platos. Reconoció esa voz.

—¿J-Jojo? —Dijo, con emoción contenida.

—A tus servicio, comandante Tarkin. —Dijo ella.

—¡Chicas! ¿Pero... como?

—¡Shhhht! —La silenció Sophie. —Explicaciones después, en cuanto de la señal, huye.

—¿Y cual es la señal?

—La sabrás cuando la veas, ahora, actúa como una idiota enamorada... comandante. 

Al escuchar esas palabras, Anika no pudo sentirse mejor. Estaba siendo rescatada por sus amigas, su corazón se llenó de calidez y de alegría al saber que ese no era el final de su vida y una puerta de escape se le presentaba en bandeja de plata. Le emocionaba tenerlas de nuevo.

—Que comience la misión. —Susurró, para después observar como otros troopers abrían la puerta para que ella ingresara al salón. Robbie en cambio, vestida como sirviente, llegó a sostenerle el velo sin preocupación a que la vieran, pues nadie la reconocía.

The Bad Batch, Amor mercenarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora