The Bad Batch, Amor mercenario

La cura

El sol brillaba sobre Pabu cuando Hunter reunió al Bad Batch en la sala de reuniones. Los rostros de sus hermanos clon reflejaban sorpresa y curiosidad mientras esperaban escuchar lo que Hunter tenía que decir.

—Muchachos, ha pasado algo por mi mente últimamente. —Comenzó Hunter con solemnidad. —Hemos estado luchando y sobreviviendo juntos durante mucho tiempo. Pero hay algo que nos diferencia del resto del mundo, algo que nos ha estado persiguiendo desde que éramos soldados...

Sus palabras captaron la atención de todos. —Nuestro crecimiento acelerado. —Continuó. —Está bien, lo hemos aceptado, nos hemos adaptado. Pero ahora que tenemos familias, hijos... me he dado cuenta de que nuestro tiempo podría no correr al mismo ritmo que el de ellos.

Las miradas entre los miembros del Bad Batch se encontraron, expresando preocupación y comprensión.

—Creo que es hora de buscar una cura. — Declaró Hunter. —No solo por nosotros, sino por ellos. No quiero que mis hijos crezcan sin su padre, ni quiero que los suyos crezcan sin sus padres. —Mencionó, refiriéndose a cada uno de los clones. —Tenemos que encontrar una manera de igualar nuestras vidas con las de ellos.

Hubo un momento de silencio mientras absorbían sus palabras. Luego, Echo habló: —Estás en lo correcto, Hunter. No podemos ignorar esto. Debemos hacer todo lo posible por encontrar una solución.

El resto del equipo asintió en acuerdo. Estaban decididos a emprender esta nueva misión, no solo por su propio bienestar, sino por el de sus seres queridos.

Echo se giró hacia Tech, buscando su opinión sobre la viabilidad de encontrar una cura para el crecimiento acelerado. —¿Qué dices, Tech? ¿Crees que es posible encontrar una solución para esto?

Tech frunció el ceño, sumido en sus pensamientos. —Es difícil de decir. —Respondió con cautela. —Pero con los recursos adecuados y suficiente investigación, creo que existe la posibilidad de encontrar una solución. Sin embargo, no será fácil y requerirá un esfuerzo conjunto de todos nosotros.

Echo asintió, comprendiendo la magnitud del desafío. —Entonces, ¿qué necesitamos hacer para empezar?

Tech se puso de pie, su mente ya trabajando en posibles soluciones. —Necesitaremos recopilar todos los datos disponibles sobre nuestro crecimiento acelerado, investigar tratamientos médicos existentes y buscar cualquier pista que pueda llevarnos a una cura. También podríamos necesitar colaborar con expertos en genética y medicina para obtener una perspectiva más amplia.

Echo asintió nuevamente, impresionado por la determinación de Tech y su enfoque práctico. —Entonces, ¿empezamos a trabajar en esto de inmediato?

Tech asintió. —Sí, cuanto antes comencemos, mejor. Estoy seguro de que con nuestro ingenio y recursos, podemos encontrar una solución.

Crosshair interrumpió la conversación con una mirada reflexiva. —No estamos precisamente rodeados de expertos en genética aquí. —Señaló, frunciendo el ceño. —Pero tenemos algo que podría ser útil: la experiencia de Omega en Kamino.

Todos los presentes asintieron, reconociendo la validez de su punto. Omega había demostrado ser una buena en tecnología y conocimientos genéticos durante su tiempo en Kamino.

—Es cierto.—Intervino Hunter. —Omega podría ser nuestra mejor oportunidad para obtener información sobre cómo abordar este problema. Si alguien puede ayudarnos a comprender nuestro propio ADN, es ella.

Con la decisión tomada, el grupo se dispuso a buscar a Omega y discutir la situación con ella. Con su experiencia y conocimientos, esperaban que pudiera ofrecerles una perspectiva valiosa en su búsqueda de una cura para el crecimiento acelerado.

Llevaron la información al médico principal de Pabu, el doctor Mako, para trabajar de hombro a hombro en una solución.

El doctor, después de semanas de análisis meticulosos, finalmente convocó al Bad Batch a su consulta para darles las noticias que tanto esperaban. Con solemnidad en su rostro, les explicó los resultados de sus investigaciones.

—Después de estudiar detenidamente la sangre de Omega y realizar una serie de pruebas, hemos descubierto que contiene ciertas propiedades que podrían ser clave para revertir el proceso de crecimiento acelerado en sus cuerpos. —Comenzó el doctor, observando las expresiones de esperanza y expectación en los rostros del Bad Batch. —La sangre de Omega parece contener una enzima especial que tiene el potencial de estabilizar el proceso de envejecimiento en sus células, lo que podría ralentizar significativamente su ritmo de crecimiento acelerado y prolongar su vida. —Continuó, explicando los detalles del descubrimiento.

El Bad Batch escuchó atentamente cada palabra del doctor, sintiendo una mezcla de emoción y alivio al escuchar la noticia. Finalmente tenían una pista prometedora que seguir en su búsqueda de una cura.

Con renovada determinación, se comprometieron a seguir adelante con el plan propuesto por el doctor, sabiendo que estaban un paso más cerca de encontrar una solución que les permitiera vivir vidas más largas y saludables.

El doctor les explicó que el proceso experimental sería riguroso y llevaría tiempo. —Estimamos que el tratamiento completo podría durar alrededor de ocho meses. —Anunció, observando las reacciones de sorpresa en el rostro del Bad Batch. —Durante este período, Omega tendrá que someterse a una serie de procedimientos médicos para extraer y purificar la enzima de su sangre. Luego, esa enzima se utilizará en un suero especial que será administrado a cada uno de ustedes en dosis controladas. —Explicó el doctor, detallando el procedimiento.

Aunque el proceso sería largo y exigente, el Bad Batch entendió la importancia de seguir adelante. Estaban dispuestos a hacer todo lo necesario para obtener la cura que tanto necesitaban. 

Aunque estaban a punto de negarse al saber que tendrían que extraer constantemente sangre de Omega, antes de que pudieran expresar sus objeciones, Omega intervino.

—Lo haré. —Dijo con determinación, mirando a cada uno de ellos. —Sé que suena aterrador, pero solo serán por ciertos periodos, ¿verdad?—Preguntó, buscando confirmación en el rostro del doctor.

El médico asintió. —Sí, Omega. Solo necesitaremos muestras periódicas de tu sangre para el proceso de extracción y purificación de la enzima. No será un procedimiento constante.

Omega miró a sus hermanos con determinación. —Quiero que vivan como personas normales. —Dijo con firmeza. —Y si esto significa que tengo que hacer esto para que eso suceda, entonces estoy dispuesta a hacerlo.

Finalmente, todos estuvieron de acuerdo en seguir adelante con el plan, decididos a hacer lo que fuera necesario para alcanzar la cura que tanto anhelaban.