51.Pecado

61 3 7
                                    

«Antes de cruzar el puente , cada uno tenía que poner todas sus virtudes en su mano derecha y todos sus pecados en su izquierda, y el desequilibrio entre los dos significaba que la persona siempre caía hacia el lado hacia el cual sus acciones en la tierra lo habían inclinado». Paulo Coelho.

Narra Natasha 

Nadie me había arrastrado tanto al pecado como lo hicieron los dos hombres a quienes realmente he amado Guillermo y Santos, me siento sucia al tener pensamientos de mujer hacia mi padre, mi propia sangre es como si de pronto un demonio poseyera mi cuerpo y tengo que darme de latigazos para que mi cuerpo se purifique, he caído en el lado opuesto, mi mano izquierda aquella donde tengo los siete pecados capitales y la lujuria se ha apoderado de mi cuerpo por dos hombres prohibidos, en mi habitación trato de sacar el fuego que llevo por dentro sin embargo este crece en lugar de disiparse, las llamas son fuertes, crecen con tanto poder que mi cuerpo se quema por dentro y la desesperación se apodera de mí, todos mis planes se han ido a la basura el esfuerzo por sacar a esa mujer de mi camino ha sido en vano María Teresa Arteaga es una pieza difícil de sacar en este juego de ajedrez que es la vida la ira provoca que la sangre me hierva y no puedo dejar de pensar que he fracasado otra vez que regresara con vida que Santos haya ido en su búsqueda, todo aquello corre mi interior y caigo en cuenta que todo este tiempo he estado equivocada, tal vez no sea por ahí que yo tenga que hacer las cosas, no es María Teresa, es el a quien tengo que tener en mis manos para poder atraerlo hacia a mí y no existe pieza perfecta que si pequeño hijo Andrés ese niño será mi pase directo para que su padre se quede conmigo y así matare dos pájaros de un tiro ella se quedara sola con sus escuinclas y yo tendré una vida al lado de Santos y su hijo, es la última oportunidad que tengo en las manos, la última carta y esta vez no pienso aprovechar la partida. voy hasta la habitación de mi padre, de pronto la adrenalina de tener que observarlo mientras duerme se apodera de mí, es una pasión prohibida lo sé, pero aquello provoca que todo se torne oscuro prometedor y las ganas no me faltan de meterme en su cama e intentar hablarle claro sin embargo cuando hago el menor ruido él se incorpora y me mira extraño 

—Hija ¿Qué haces aquí? nunca ni cuando tu madre vivía habías entrado a mi recamara ¿Necesitas algo? —Cierto pudor se apodera de si sistema y se pone de pie para ponerse una bata al volver sus ojos que se encuentran con los míos permanece en silencio hasta que decido romper con la incomodidad del momento al menos para él, porque para mí es como un paraíso del que no quisiera salir 

—Voy a salir de compras, es solo que la incertidumbre de esta hacienda se encuentra tan ocupada que no pueden pasarte un mensaje y solo me tome el atrevimiento de entrar no en que quisiera despertarte en realidad —Lo observo de arriba a abajo la situación se sigue tornando tan extraña que de pronto quiero escapar.

 —No tienes por qué avisarme, hija eres una mujer, libre de hacer lo que te plazca libre para salir a donde quiera y lo sabes de un tiempo a la fecha te comportas tan extraño. de pronto no mencionas nada de los Sandoval Arteaga es como si no existieran para ti y no hace mucho estabas tan obsesionada con Santos que creería que has cambiado, pero de una forma en la que ya no puedo reconocer ni un ápice de lo que era mi hija hace tiempo atrás.

—Es interesante ver cómo te quejas ahora cuando esa familia ya no me interesa ni un poco y ahora que no me interesan, de pronto quieres que vuelva a volcar las esperanzas de un amor que no pudo ser con Santos Sandoval, aquello solo era producto del pecado de una obsesión por tenerlo entre mis brazos, el pecado de la carne y eso no era amor ahora lo entiendo de verdad padre deberías enfocarte en tus negocios en mantener la paz del pueblo y dejarme en paz por una vez en tu vida —Digo aquello con un poco de desprecio ante las palabras de mi padre pero intentando suavizar el asunto para que no tenga la mínima sospecha de que mis planes contra esa familia siguen en pie, su rostro demuestra sorpresa pero la verdad poco me importa lo que piense Guillermo, entre mi locura mi obsesión enferma por aquellos dos hombres y el odio que le tengo a María Teresa creo que no falta mucho para que vaya a colapsar estoy viviendo  mi propio infierno personal y pronto ardere en llamas voy a estallar y esos quien dicen amarse conocerán mi verdadera naturaleza y no les va a gustar nada, les hare tragarse todas y cada una de sus humillaciones es entonces que podre reinar en este pueblo cuando por fin tenga a Santos en mis manos y aquella mujer tenga que alejarse de nuestras vidas para siempre.

Mi esperanza eres tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora