Tuve una visión - y vi espíritus blancos y negros hundidos en una batalla, y se oscureció el sol - el trueno retumbó en el cielo, y la sangre fluyó en corrientes - y oí una voz diciendo, "tal es tu suerte, tal cosa has sido llamado a ver, y déjala venir brusca o suave, seguramente la debes soportar". Nat Turner.
Narra María Teresa
Cuando me doy cuenta de todo el caos ocasionado cuando llegamos y Santos ha caído en los brazos de Cris mal herido, el corazón se me acelera y pierdo el piso, es como si la fuerza de gravedad me atrajera con fuerza de un tirón y mientras todo parece suceder en cámara lenta caigo de rodillas, con lágrimas amargas que resbalan por mis mejillas, Cris toma a mi hijo en sus brazos y acuno a Santos contra mi pecho sin poder creer, la Sangre se derrama por el suelo de aquel horrible lugar y creo que he dejado de respirar, solo puedo verlo quieto entre en mi regazo y aunque sé que todavía respira la angustia se apodera de mí, los momentos vividos buenos malos se reproducen en mi mente como si fueran una película que estuviera viendo y la última imagen es la del amor de mi vida desangrándose entre mis brazos, no quiero que se vaya no quiero que me deje, no podría soportar que me dejara sola, sin esa sonrisa que ilumina mis mañanas esa mirada marrón que guarda tantas cosas, alegrías y penas, no quiero perderlo solo me gustaría creer que esto es una pesadilla que no es verdad sin embargo la realidad es tan tangible que puedo sentir como el líquido caliente me baña los vaqueros, rescatar a Santos ha salido mal y lo único que quiero en este momento es llevarlo al hospital del pueblo que es lo que nos queda cerca trato de hacerlo reaccionar, pero nada su rostro impasible aumenta aquella angustia, cuando caigo en cuenta que Castillo se ha ido persiguiendo a esa mujer y al traidor de Ángel solo estamos Cris mi hijo y yo.
—Necesito llevarlo al hospital del pueblo Cris, tengo que llevarlo a un hospital ¡CARAJO! NO PODEMOS LLEVARLO CON REMEDIOS, ESTA VEZ ¡NO! NECESITA ATENCION MEDICA Y NO VAMOS A LLEGAR A LA CIUDAD, TENEMOS QUE LLEVARLO AL HOSPITAL DE PUERTO BRAVO ¡Ya! —Mis gritos asustan a Andresito y aquello se vuelve una odisea para llevar a Santos hasta la camioneta, pero cuando estamos dentro en la parte de atrás me encuentro tratando de hacer presión en las heridas del cuerpo de Santos, de alguna Manera Cris se las ha arreglado para llevar al niño en su regazo y manejar al mismo tiempo, no me importa nada ahora solo que lleguemos a tiempo, para que atiendan a Santos.
—Santos, mi amor, resiste por favor, Santos no me vas a obligar a cumplir aquella estúpida promesa de que si tú me faltas yo era libre para hacer mi vida con quien fuera PORQUE NO LO VOY A HACER ¿ME ESCUCHAS? SI YO TE PIERDO ME MUERO CONTIGO SANTOS REACCIONA ABRE LOS OJOS, DIME LO QUE QUIERAS, PERO REACCIONA —La desesperación es tanta que acuno su rostro y dejo de presionar en sus heridas trago saliva y mis lagrimas caen sobre ese rostro que no me dice nada, que luce blanco y simplemente tengo la sensación de que se ha ido si no fuera porque mi palma siente sus débiles latidos creería que está muerto mi esperanza pende de un hilo y no voy a soltarla.
Al llegar al hospital tomo a mi hijo en brazos mientras Cris lleva a Santos hasta la sala de urgencias donde lo reciben los médicos yo quiero ir más allá de lo permitido sin embargo me frenan, en un rincón sin palabras que decir Cris llora por ese amigo que siempre ha dado todo por todo y por todos, al ver el rostro de mi hijo me doy cuenta de que Santos está a punto de dar la vida por entregarme a nuestro hijo y cumplió con esa promesa, sin embargo sé que sin él la vida no tendría sentido y siento que voy a derrumbarme, una enfermera al verme con el niño entre los brazos, me ofrece revisarlo quizá por la pinta que llevo de la Sangre de Santos que ha dejado bañados mis vaqueros, al ingresar a una pequeña área de pediatría, la doctora me dice que Andresito está un poco deshidratado y van a colocarle una intravenosa al ver como colocan la aguja, el dolor que siento en el alma en esos momentos es terrible pero cuando veo que llora un rato y poco a poco se queda dormido, la tranquilidad vuelve a mi cuerpo, tomo su manita y se la beso para hacerle saber que estoy ahi no obstante el hecho de no saber nada de Santos la preocupacion nuevamente me apuñala por la espalda, al hablar con la pediatra y comentarle lo que nos ha pasado y ese miedo que tengo porque aquella mujer vuelva por mi hijo es real ella me tranquiliza para salir a la sala de espera.
ESTÁS LEYENDO
Mi esperanza eres tú
Hayran KurguNo es un final si no el comienzo de una nueva historia por qué mi esperanza eres tú