Reborn At Boot Camp: General Don't Mess Around!

Capítulo 44: ¿Quién diablos eres tú?

—¡Xie Sifeng, no estás siendo razonable! —Frunciendo el ceño, An Jiaxin habló. Nunca podría soportar que estas chicas intimidaran a Ye Jian, y las había criticado varias veces. No dejó de interferir hasta que se dio cuenta de que ella toleraba su maltrato.

Irritada, Xie Sifeng miró a An Jiaxin y la empujó violentamente por bloquearle el camino. —No es asunto tuyo. ¡Fuera de mi camino!

Xie Sifeng miró a An Jiaxin y la empujó violentamente por bloquearle el camino. —No es asunto tuyo. ¡Fuera de mi camino!

Xie Sifeng la presionó demasiado. Tomada por sorpresa, An Jiaxin cayó hacia atrás.

Cuando estaba a punto de chocar contra el escritorio, un par de manos delgadas la sostuvieron firmemente.

—Vuelve a tu asiento. Yo me encargaré de esto. —Dijo Ye Jian mientras sostenía a An Jiaxin. El rostro de ella estaba completamente helado. De pie frente a la furiosa Xie Sifeng, dijo con voz fría. —No has aprendido de la lección de anoche, ¿verdad? ¿Crees que la escuela es tu hogar?

El padre de Xie Sifeng era contratista laboral. Solo porque provenía de una familia rica, menospreciaba a los demás. Podía hacer cualquier cosa para ser feliz, sin importar las consecuencias.

Ahora que Ye Jian se había adelantado, Xie Sifeng retrocedió un paso automáticamente.

Ojo por ojo. Cuando Xie Sifeng estaba a punto de retroceder nuevamente, Ye Jian levantó las manos para darle un empujón, tal como Xie Sifeng había empujado a An Jiaxin.

¡Chapoteo! ¡Estallido!

Xie Sifeng se tambaleó y trató de agarrarse a un escritorio y una silla para mantener el equilibrio. Aun así, cayó al suelo mientras sus compañeros observaban.

Estupefacta, Xie Sifeng miró a Ye Jian con incredulidad. ¡Incluso se atrevió a empujarla delante de sus compañeros!

—¡Ye Jian! —Gritó, avergonzada. Se puso de pie y se abalanzó locamente contra Ye Jian.

¿Pero qué tipo de trabajo había hecho ella antes? Trabajó en una empresa de seguridad durante varios años. Xie Sifeng simplemente se estaba avergonzando al tratar de chocar contra ella.

Xie Sifeng había perdido la cabeza, pero Ye Jian no.

Ye Jian se movió hacia un lado y ayudó a An Jiaxin, —que estaba detrás de ella—, a ponerse de pie. Sonriendo, vio a Xie Sifeng caer hacia adelante.

Ye Jian no podía soportar mirarla más...

Ella cerró los ojos. ¡Bam! No abrió los ojos hasta que escuchó un fuerte ruido. Un brillo extremadamente frío parpadeó en sus ojos negros como boca de lobo.

Xie Sifeng, —quien fue humillada repetidamente—, enterró su rostro bajo sus brazos en el escritorio y lloró sin parar hasta que terminó la clase.

—¡Eso fue asombroso! No esperaba que la empujaras. —Dijo alegremente An Jiaxin. Rodeó los hombros de Ye Jian con sus brazos como si fueran buenos amigos. —Para ser honesto, si no la hubieras empujado yo misma me habría levantado y la habría empujado.

Ella fue sincera. No es de extrañar que no le agradara Ye Ying.

Ye Jian frunció los labios y sonrió. —No hay razón para que la toleremos. Debemos defendernos cuando sea necesario.

—¿Es por eso que molestas a tu hermana? —Una voz hostil y fría de un niño interrumpió su conversación. —Ella todavía está internada en el centro de salud, mientras tú tienes tu momento.

Este chico, —así como su voz—, era extraño para Ye Jian.

Ella entrecerró los ojos y lo observó. Tenía las manos en los bolsillos de los pantalones. La mirada en sus ojos era fría. Y su ropa era diferente a la de otros estudiantes.

¡Oh! Pensó Ye Jian para sí misma y recordó quién era él.

Gao Yiyang, el estudiante número uno de la clase uno, del noveno grado, que fue transferido a esta escuela secundaria el semestre pasado. Se dijo que un vehículo especial lo dejó el primer día de clases.

Ye Jian no sabía si provenía de un entorno rico. Pero ella sabía que el chico estaba enamorado de Ye Ying.