—¿En serio no pueden quedarse un poco más?
—Podríamos, pero eso probablemente le daría problemas a los demás.
—Yeah, no creo que les haga gracia tener que tragarse toda la conversación protocolaria que necesita esa aeronave en mi lugar.
[¿Alguna vez has prestado atención siquiera?]
«Tú calla Delta.» dijo en su mente. Su exterior daba lo mejor que podía para sonreír inocentemente.
Más importante, había llegado el momento de continuar con el viaje para Ryū y Rouse. Ya con el sol bien en alto, sus energías recuperadas y la presión del tiempo empujandolos a dejar la comodidad de la casa junto al chocolate caliente que les ofrecieron en el desayuno.
Tomó un rato que todo el mundo estuviera lo suficientemente alerta, pero ahí estaban.
Dando sus últimas despedidas en la puerta de la casa que los vió embarcarse en esa aventura por primera vez.
—Hmm, bueno. Es una lástima. —Decía Mirai entre suspiros. —Me gustó tanto tenerlos aquí que se siente como una pérdida que tengan que volver tan pronto.
—Todavía tenemos una agenda que seguir, aun si la mayoría del tiempo parece que hacemos lo que se nos de la gana con los puntos de en medio. —Dijo el Albino, aprovechando para estirarse.
—Eso está bien. En algún momento tendremos el suficiente espacio libre para considerar otro detour. —Añadió la peli-azul.
—Escuchar eso me hace feliz, pero por favor no se hagan las cosas más difíciles solo por los caprichos de una pobre vieja...
"Pero si todavía estas en tus treintas..." es lo que quisieron decir, sin embargo se abstuvieron creyendo que tal vez era mejor no agitar ese avispero innecesariamente. Se podían permitir dejarla creer lo que quisiera por ahora.
—Nah, tonterias. Le llevamos tanta ventaja al resto de aspirantes que bien podríamos terminar esto con siete u ocho meses de sobra, no pasa nada si nos desviamos de vez en cuando. —El Akahiro menor se acercó a su madre y rodeó sus hombros con su brazo derecho. —¿Qué te parece eso? Pasar las festividades por aquí, darle chance a Rouse para que celebre su cumpleaños junto a su familia.
—Incluyéndolos a ustedes por supuesto. —Intervino la nombrada, sonriendo burlonamente por las implicaciones de esas palabras.
—Claro, por supuesto. —Que Ryū iba a ignorar de momento para no darle la reacción que quería sacarle. —Oh, podríamos incluso enseñarle a los chicos los alrededores y ayudar al Profesor Sycamore de paso. ¿A que suena genial?
—¡Obviamente lo hace! —Exclamó la albina con una emoción normalmente solo vista en un adolescente. —Pero, aun así... ¿Estan seguros de que eso está bien?
—Ah pero que cabeza dura eres. —"De alguien tenía que sacar eso" pensó él, sonriendo ampliamente. —Vamos, no me hagas decirlo otra vez.
Luego de todas las venturas y desventuras de las últimas dos semanas y media, el Dragón Blanco sentía que no era necesario contenerse tanto, así que no detuvo de agarrar a su querida madre de la cintura para alzarla como seguramente ella lo habrá hecho con él miles de veces durante sus primeros años de vida.
Mirai soltó un pequeño chillido de sorpresa y Rouse se carcajeó tan silenciosamente como pudo, mientras los Pokémon del campeón - como los únicos fuera de sus balls a estas alturas. - solo observaban curiosos.
—No es como si esta fuera la última vez que vamos a visitar, ¿Sabes? —Esto lo había dicho desde el fondo de su alma. Su madre era de las personas más importantes en su vida y no sabía si deseaba algo tanto como tenerla cerca como antes de volverse un entrenador, aunque sea por poco tiempo.
ESTÁS LEYENDO
Sin Límites | Pokémon |
FanfictionEl sueño de la mayoría de los niños era el convertirse en un Entrenador Pokémon y viajar por el mundo en busca de aventuras con aquellas criaturas. Pero habían excepciones, como la del protagonista de esta historia por ejemplo. Ryū Akahiro no tenía...