Capítulo 24: ¿Sol y playas?, Suena bien.

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Ah, es un día muy hermoso afuera.

Las flores crecen, los pájaros cantan.

Días como este son realmente preciosos, si es que tienes la enorme suerte de tener la posibilidad de detenerte un momento para dejar que la luz del sol llene tu cuerpo de energía, si tienes la suerte de poder hacerlo.

Y el no tenía esa suerte.

Primero que todo, supongo que recordarán que para los chicos era simplemente imposible dejar Johto el día después de que Ryū y Rouse retaran al Gimnasio de tipo Fantasma por la medalla niebla, teniendo obvias razones para ello.

Tres buenas razones de hecho.

Así que viendo que tendría que explicar su situación en algún momento, el albino finalmente plantó cara a sus amigos en cuanto al tema, aunque ahora que lo pensaba tal vez lo hicieron ver más dramático de lo que en realidad era.

Pero bueno.

El asunto es que después de una buena explicación de su "Don" para entender a los Pokémon, el asunto paso a ser algo de lo que no haría escándalo, por acuerdo de las partes, ya que quisieran o no tendrían que lidiar con ello a diario.

Y también con eso.

(Maestro, si no deja su tienda rápido perderán su vuelo.)

Solo habían estado lidiando con las personalidades de esos tres durante un día y medio, y ya habían descubiertos puntos en ellas que no les terminaban de agradar del todo.

Como la hiperactividad de Raikou, el moderado narcisismo de Suicune, o su problema actual, la necesidad por comenzar actividades desde muy temprano que tenía Entei.

Lo peor es que nisiquiera perderían ese susodicho vuelo aún si durmieran tres horas más.

—Ryū.—Se oían los quejidos somnolientos de la peliazul, aunque ella solo estuviese molesta por los gruñidos.—Dile algo...

—Agh... Odio mi vida.

Aún cuando Entei los llamó varias veces más ambos se negaron rotundamente a dejar su preciado sueño incompleto, pero lastimosamente no servía de nada resistirse.

—Buenos días, supongo.

—Buenos días Ryū.—Contestó feliz de que por lo menos el chico saludara como era debido por la mañana.

Pero no podía negar que después de dos días seguía siendo un poco incomodo aquello de dormir en la misma tienda con lo escasa de espacio que era, literalmente eso del espacio personal no existía ahí, pero aún así a la ojiazul no parecía importarle aquel detalle y eso era una cosa que Ryū no entendía para nada.

Eventualmente termino saliendo de la tienda porque bueno, tenía que hacerlo si o si.

—Si yo tengo que estar despierto ustedes se vienen a este infierno conmigo.

Acto seguido se acercó hacia todos sus Pokémon y se tomó la molestía de hacerlos despertar a todos uno por uno, dejando a varios seres que apenas y se consideraban despiertos andar detrás de él como si fuesen zombies.

Y mientras caminaba para intentar ponerse un poco más alerta se encontró de frente con el culpable de todo.

(Buenos días maestro, veo que por fin despertó.)

—Entei... No estoy para nada feliz.-Dijo con un tono de fastidio.—Pero si... Buenos días.

Aún así tenía que hacer eso, eh.

—¿Dónde estan tus hermanos?

(Suicune está patrullando y Raikou... Pues no tengo la menor idea.)

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