Capítulo 17: Lavacalda.

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El resto del camino se hizo prácticamente imposible en algún momento, pues de la nada una tormenta de arena salió de una dirección aleatoria obligando a los chicos a refugiarse en tiendas, cosa que casi nunca hacían aunque tuvieran la opción de dormir al aire libre, pero esta vez la situación lo ameritaba.

Por la mañana había arena por todos lados como era de esperarse, pero nada que lograra detenerlos.

—Sigo preguntándome que pasó, se supone que estas cosas no suelen llegar a este punto del camino.—Decía Rouse mirando en su celular noticias sobre el tema.

—¿Creen que esté pasando algo en el desierto esté pasando algo?—Dijo Nahomi.

—Bueno, normalmente las tormentas se quedan ahí, así que si es lo más probable...

—Entonces...

Los cuatro miraron a su compañero de cabello blanco, esté estaba unos metros más adelante mientras L-Drago volaba alrededor de el mientras practicaba.

—Es muy lento, con razón tiene tanta probabilidad de fallar...

Estaba algo inquieto, además se notaba mucho que el movimiento no era algo que hacía por instinto, era incluso más torpe de lo normal y en este punto era menos fuerte de lo que debería, tenía que arreglar eso sí no quería tener demasiados problemas en el Gimnasio.

Se hundió en sus pensamientos, intentando idear una forma de potenciar la velocidad de ejecución y la propia potencia de la Carga Dragón de su Noibat, cuando una mano se posó sobre su hombro.

—¿Si?—Indagó sin siquiera girarse a ver, porque por más raro que suene ya conocía esa mano.

—Planeamos ir al desierto, ¿Bien?—Dijo la peliazul.

—¿Por qué me preguntan?

—Porque bueno...

La vió girarse y cruzarse de brazos, era claro que lo que fuese que estuviera pensando no lo diría, al menos no ella.

Por ello buscó la respuesta en sus amigos.

—Bueno, aunque no parezca...

—Por ahora se podría decir que eres el "líder del grupo".—Explicó Akashi.

—Además ustedes dos son los únicos que tienen Pokémon para ir a ese lugar sin problemas así que bueno...—Dijo Arata completando la idea.

—Así que era eso...

Miro a la otra persona que cumplía con aquella característica y ella solo asintió de brazos cruzados.

—Está bien, pero iremos solo nosotros.

—Supongo que está bien, no es como que tuviésemos muchas alternativas.—Dijo resignada la castaña.

—Yo quería ver a Ryuga nadar en arena...—Comentó lagrimeando su hermano.

—Te quedas con las ganas, Ryū vámonos ya.

—Si.—Asintió antes de poner a L-Drago en su Ball y seguir a la peliazul.

—Tengan cuidado, ¡Los estaremos esperando en el Centro Pokémon de la ciudad!—Gritó Akashi viendo como el dúo Blanco-Azúl se iba a paso rápido.

Vale la pena decir que entre las tantas cosas que a Ryū le habían hecho empacar, estaban un par visores especiales para poder movilizarse en ambientes como ese,ya que Naturalmente en Unova también hay sitios así.

Luego de cinco minutos andando, finalmente estaban en la entrada del desierto, donde todo el viento con arena estaba más fuerte de lo normal -según palabras de personas a las que le preguntaron-, dificultando siquiera que dieran un paso.

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