Capítulo 63: Lucha Clandestina.

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—¿De verdad no pueden quedarse un poco más?

—Lo siento mamá, pero ya hicimos esperar mucho a los chicos.

—Volver a casa se sintió bien, pero nuestro viaje aún no termina.

—Entiendo...

—¡Vamos mujer, alégrate!—Stella le dió una palmada en la espalda.—Tus hijos desean ser más fuertes, siéntete orgullosa.

—Lo sé, y lo estoy pero...—Lanzó un suspiro antes de acercarse y abrazarlos a ambos.—Sigue siendo tan difícil despedirme de ellos.

—No se preocupe señora Mei, me aseguraré de que estén bien, cuando vuelvan a verse estoy seguro de que tendrán mucho de que hablar.

—Te lo agradezco mucho Akashi, se nota que mi hija consiguió a alguien de buen corazón.

—Mamá...—Susurró algo avergonzada.—Ejem, como sea, deberíamos irnos ya, ¿No lo creen?

—Se, que el camino es bastante largo la verdad.

—Vamos a prácticamente cruzar la región en un día, por supuesto que será muy largo.—Señaló el pelirrojo, soltando una risa leve.—De cualquier modo, muchas gracias por las atenciones, fue muy relajante.

—Estaremos esperando pacientemente por su regreso, y espero que pases por aquí antes de ir a Kanto.—Le dijo Stella, dándole un pequeño codazo al pelirrojo.

—Cuenten con ello.

—Bueeeno, ya me aburrí de sus sentimentalismos, ¡'Amonos que el tiempo es oro!

—Ja, ja, nos vemos.

—¡No nos extrañen demasiado!—Gritó la castaña antes de subir al Gyarados rojo.

—¡Saludos a sus amigos, traiganlos también la próxima vez!

Tras una ronda más de despedidas Igneel y D-koi alzaron vuelo, elevándose con rapidez y avanzando en un estallido de velocidad para comenzar a recorrer los cielos de la ciudad tan rápido como les fuera posible.

La sensación de sus rostros siendo golpeados por el viento les dió a todos mucha más tranquilidad pensando en el tramo que tendrían que recorrer si lo que querían era encontrarse con sus amigos ese mismo día. Objetivo para el que contaban con sus confiables y veloces monturas voladoras.

—¿Y bien?—Soltó el pelirrojo, atrayendo la atención de los hermanos hacia él.—¿Satisfechos?

—Como no te imaginas.—Contestó el pelinegro, sonriendo de lado.

—Si, realmente queríamos hacer esto, perdón si fuimos muy pesados, perfectamente pudimos haber hecho esto luego del Gimnasio.—Se disculpó la castaña, aferrándose con fuerza a Akashi.

—Tranquilos, es su familia después de todo, es normal que quisieran verlos luego de saber que tendrían que dejar otra vez la región.

—Si, y hablando de eso... ¿Qué hay de ti?

—¿Hmn...?

—Jamas hablas de tu familia y tampoco de Kanto.—Señaló la castaña, algo intrigada.—¿No te emociona saber que el siguiente Gimnasio es ahí?

—Pues, si, si que me emociona pero...—Esbozó una leve sonrisa, confundiendo un poco a los otros dos.—Es por razones diferentes.

Arata y Nahomi se miraron entre ellos sin entender que había querido decir con eso, pero al final decidieron dejar las cosas ahí. A la larga tendrían sus respuestas, porque bueno, en pocos días seguramente estarían volando a Kanto, podían esperar.

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