Capítulo 34: Esperando por un combate.

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Las cosas se pusieron un poquito incómodas para muchos.

—¿Sabe bien la comida?

(Si, hace mucho que no comía algo como esto.)

—Ah, entonces será otra cosa por la cual agradecerle a Rouse.

Y es que es normal que el ambiente tomará ese rumbo, luego de que el albino se fuera y al volver literalmente trajera con el a otro legendario del que no sabían su procedencia.

Nahomi y Rouse miraban a la Mewtwo de reojo mientras comían para no ser tan obvias, mientras sus Pokémon imitaban su acción, excepto los de Ryū.

Ellos se sorprendieron pero a los dos minutos simplemente dejaron pasar el asunto, luego de lo de la Torre Quemada encontrarse con un Legendario ya no generaba el mismo impacto dos veces.

—Nahomi, ¿Lista para seguir?

—En realidad... Quisiera seguir por mi cuenta.—Negó algo avergonzada.—Lamento esto, se que posiblemente pudiste estar haciendo cualquier otra cosa en vez de ayudarme.

—No, da igual.—Respondió mientras recogía su plato.—De hecho me sirvió para relajarme.

—Oh, bien, creo.

—¿Cuando no estás relajado exactamente?—Preguntó Rouse como criticandolo.

—Cuando te pones a prohibirme cosas, por ejemplo.—Respondió sin mucho interés en el asunto

—¡Planeabas darle un cabezazo a una jodida roca!—Se defendió.

—Máximo me llevaba una contusión, ¿Cuál es el problema?

—¿De verdad necesitas que te lo diga?

—No lo sé, tú dime.

—Eh... Será mejor que me vaya.

Para evitar el inicio de una posible guerra civil acerca del porque no se debe dar cabezazos a rocas que son más grandes que uno el albino decidió seguir el ejemplo de Nahomi y retirarse para entrenar, sabía que Rouse haría lo mismo, ambos tenían que hacer una prueba después de todo.

—Muy bien... ¿Qué se supone que haga con ustedes?

Desde hace un buen rato su teléfono y Pokédex habían estado jodiendo con el mensaje de que llevaba más de seis Pokémon con él y sinceramente le estaba fastidiando.

Intento destruir ambos aparatos más de cuatro veces y lo habría hecho de no ser por Rouse.

—Hm, Kuro, Hikari y...

(Dusk.)

—Si, bueno... Apenas veamos un centro Pokémon los enviaré a casa, no puedo tenerlos a todos conmigo, estarán con mi madre así que en teoría estarán mucho mejor que aquí.

(Ow, yo quería subirme a un avión...)—Se lamentó Hikari.

—Lo siento, pero la verdad ya decidí cual de ustedes quiero que me acompañe y curiosamente aún no ha evolucionado.

Con esas palabras la atención voló hasta el pequeño Rockruff que intentaba con muchas ganas tratar de morder a L-Drago cuando esté revoloteaba, pero por lo irregular de su vuelo le era terriblemente difícil tan siquiera apuntar.

—Ya enserio, ¿Cuanto tiempo ha pasado?, Ya debería ser un Lycanroc también.

(Nosotros tampoco lo sabemos... Aunque tampoco es que nos haya preocupado mucho.)—Aclaró el antiguo líder de la manada.

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