Capítulo 38: Aquello que sobrevuela el Océano.

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Primera y única prueba de Mele-Mele antes de la Gran prueba contra el Kahuna, parece sencillo, pero lidiar con Pokémon salvajes jamás es del todo sencillo.

—Disculpe...

—Me llamo Liam.—Contestó el capitán con calma.—¿Pasa algo?

—Es que ya entramos en el bosque y no me ha dicho que debo hacer...

—Oh, lo olvidé por completo.

Una gota de sudor apareció en la sien de la castaña más disimuló su confusión con una sonrisa, luego puso más atención al ver al capitán de cabello rosa contar con su mano izquierda hasta el número tres.

—En este bosque existe un Pokémon dominante, únicamente deberás vencerlo a él y a sus secuaces.—Explicaba volteandose levemente sin detener su marcha.—Posiblemente solo sean dos, eso sí no ha conseguido más miembros desde la última vez que fui a verlo.

—Luchar con tres Pokémon a la vez...

Sonaba bastante complicado, con dos posiblemente podría pero si ya eran más se le complicaba un poco todo el asunto, tenía pocos Pokémon que pudieran atacar a distancia y aún así no todos pueden cubrir a más de un objetivo.

Pero no dejaría que solo eso la desanimara, ya encontraría la forma de arreglarselas. Eso pensó mientras se golpeaba levemente las mejillas para alejar las dudas en su cabeza.

—Bien.

En un principio pensaron que Liam simplemente restaría a la castaña en un batalla Pokémon pero al final no fue así y al ver que no era necesaria su presencia la peliazul fue a dar un paseo, Mothra se había escapado y cuando la encontró ya estaban fuera.

—Uh...

En aquel bosque encontraron una especie de madriguera gigante, era una deformación que daba al lugar la apariencia de una cueva y habían varios agujeros por el sitio, en la parte superior uno de esos siendo más grande que el resto se llevó la atención de la castaña.

—Un consejo.—El Capitán ya estaba tomando distancia.—Ten cuidado con sus dientes.

—Eh... Gracias supongo.

En cuando el chico abandonó el recinto la tensión subió bastante rápido, haciendo que la chica comenzará a sudar muy pronto, todo eso con la sensación de que varios ojos la estaban observando, era claro por qué. No sé lo estaba imaginando.

—Muy bien, no es momento de dejarse llevar por los nervios.

De una Super Ball emergió un emocionado Zweilous que solo esperaba a que sus oponentes aparecieran de una buena vez, no había vuelto a combatir oficialmente desde lo de Johto y la verdad le carcomian las ganas.

Un gruñido muy fuerte llenó el ambiente del sitio para que hubiese un breve silencio antes de que otros dos gruñidos se escucharán.

Desde el agujero más grande que había en una delas paredes salió un enorme Gumshoos caminando a paso firme para terminar poniendo su atención en la castaña y el tipo dragón de dos cabezas frente a ella que tenía una sonrisa en ambos rostros.

No llegó solo, pues a los pocos segundos dos Yungoos salieron de los agujeros restantes posándose a un lado de su jefe.

—Así que a eso se refería hablando de sus dientes.

Desde esa distancia podía verlo, esos afilados dientes y las fuertes mandíbulas que los apoyaban no eran ningún juego, debían ser cuidadosos.

El ambiente se rompió, los secuaces del Pokémon dominante se lanzaron a atacar.

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