La mañana había comenzado de una forma... Extraña, y de hecho el ambiente se había tornado extremadamente pesado incluso para aquellos que no hacían parte del grupo.
Toda la tripulación se hacía la misma pregunta:
¿De dónde viene ese deseo de acabar con la raza humana?
La respuesta, para muchos desconocida y para otros -los que estaban más cerca- era bastante clara, toda esa sed de sangre venía de una sola persona, un chico de cabello blanco que desde que despertó traía una cara de querer matar a todos el que se le cruzara, motivo por el que sus propios Pokémon -Ryuga incluido- prefirieron entrar a sus Balls y pasar todo el aterrizaje de esa manera.
Y se preguntarán, ¿Por qué esos ánimos tan caóticos contenidos en un cuerpo tan pequeño como el suyo?
Simple.
—Ya te dije que fue un accidente, deja de hacer un drama de esto...
—Jodete.
Cierta peliazul había ido a su habitación en busca de la Larvesta que había dormido ahí cuando no se suponía que así fuera, solo que ella fue a ese lugar con una taza de café que nisiquiera había probado aún, estando algo adormilada.
Como resultado de aquello, terminó tropezando y vertiendo el líquido a alta temperatura en el cuerpo del joven entrenador.
Solo diremos que sus gritos se escucharon por todo el avión y despertaron a la totalidad de su tripulación, creyendo que estaban bajo alguna clase de ataque debido a la constante necesidad del chico de maldecir todo y a todos en medio de su agonía.
—Ryū por décima vez, ¡No quise hacerlo!
—¡Tengo quemaduras de segundo grado!—Reclamó con un tono de molestía que nadie creería que tuviera con lo calmado que se ve.—¡¿Quién carajos calienta tanto un maldito café?!
—¡Tomarme el tiempo para enfriarlo me calma, déjame!
Así fue como inició una discusión que terminó siendo sobre a qué temperatura se debe tomar un buen café, quien sabe porque pero las personas circundantes solo pudieron mirar eso extrañados y seguir de largo para no incomodar.
—¿No deberíamos detenerlos?—Dijo Arata comiéndose una alita de pollo...-eso no es pollo lpm-.
Los otros dos miraron hacia esa dirección nuevamente mientras meditaban la posibilidad de intervenir.
—Nah.—Dijeron al mismo tiempo.
—Sinceramente creo que van a tener que llevarse bien en algún momento.—Alegó el pelirrojo.—Así que hay que dejarlos ser.
—Bueno... No es que no se lleven bien.—Corrigió la castaña sonriendo nerviosamente.—Es solo que ellos son muy.... Volátiles.
—Son un desmadre, dí las cosas como son y ya.—Decía el pelinegro terminando su merienda.
—Si bueno, ustedes me entienden.
—Si, si... Aunque no comprendo porque pelean tanto, es más parece que se aprecian.
—Es algo complicado.—Dijo ella riendo.
Obviamente se dieron cuenta de que estaba omitiendo información valiosa, pero no era su problema así que simplemente lo dejaron pasar.
—Estimados pasajeros, estamos a 5 minutos de aterrizar en Ciudad Trigal, por favor prepárense para el descenso~.
Ya que la mayoría tenían todo listo desde horas atrás -por lo ya mencionado antes- se permitieron seguir en sus asuntos mientras esperaban aquello, y otros más curiosos se dirigieron directamente a las ventanillas a los costados de la aeronave para apreciar de mejor manera la ciudad, que según por el tiempo que restaba ya debería poder verse.
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Sin Límites | Pokémon |
FanfictionEl sueño de la mayoría de los niños era el convertirse en un Entrenador Pokémon y viajar por el mundo en busca de aventuras con aquellas criaturas. Pero habían excepciones, como la del protagonista de esta historia por ejemplo. Ryū Akahiro no tenía...