Nada... Absolutamente nada.
—...
Se sentía perdido, su mente se había vuelto un sitio totalmente vacío debido a que, debido a su situación actual, no tenía un momento en el que pudiera pensar en alguna otra cosa... Más que el insoportable dolor que sentía en esos momentos.
Y ahora estaba flotando en la absoluta nada, extraviado en un infinito mar de oscuridad y sin deseo alguno por resistirse a esa misma oscuridad.
Sentía que lo consumía, que poco a poco su cuerpo, mente y alma se perdían lentamente, desapareciendo pues no había lugar alguno al que pudieran llegar.
"¿Qué... Qué es esto...?"
La sensación cambió repentinamente tras un largo rato de solo estar estático, algo a lo que se había terminado acostumbrando y razón por la que aquel cambio le producía una horrible preocupación.
—¿Ah...?
Se estaba hundiendo.
Intentó moverse, intento ver qué sucedía, pero le fue totalmente imposible. Su "cuerpo" se negaba rotundamente a responder a cualquier orden o estímulo que realizara, llevándole a sentir una sofocante frustración junto a un incómodo y doloroso hormigueo en el cuerpo, que más que hormigueo, se sentía como si cientos y cientos de pequeños puñales perforaran su piel dejando heridas leves, solo que esta vez solo quedaba la sensación, y no un daño real. O bueno, "Real" en lo que cabe, debido a que ya no tenía idea que era lo que estaba viendo.
Pese a fallar una y otra vez continuó intentando motivado por una emoción negativa como lo era la desesperación, desesperación que le llenaba de furia y tristeza a la vez de una forma casi inexplicable o al menos, de una manera tan complicada que le era imposible entenderlo.
Y sólo podía pensar en una cosa.
"Duele..."
Paró de luchar por ahora, únicamente para sumirse en más desesperación al pensar que no tenía salida, que estaba solo.
"Mamá... Rouse..."
No importa cuanto lo deseara, no importa cuanto intentara llamarlos, gritar con todo lo que tuviera para que alguien viniera y lo convenciera de que todo estaría bien, simplemente no podía, sus pulmones parecían no reaccionar y se quedaban paralizados, soltando cualquier pequeña existencia de oxígeno, por más mínima que fuera.
Se sentía asfixiado.
—¡Gh!
Un impacto repentino sobre su cuello lo sacó de esa intranquila calma que había estado experimentando para pasar al más puro miedo en cuestión de segundos, y solo empeoró, al sentir como algo se arrastraba tanteando su piel, sintiendo su garganta y por último, sujetándolo con fuerza, comenzando a estrangularlo.
Entró en pánico, en verdad quiso gritar, pero como si eso fuese un augurio de mala fuerte algo frío se aferró a su pierna con fuerza, mucha fuerza, tanta que llegó a sentir como algo se agrietaba antes de que finalmente su hueso cediera y se hiciera pedazos ante la presión incesante ejercida. Ahogó un grito de dolor... No, más bien no salió nada de su boca al intentarlo, y en cambio, solo sintió el agarre sobre su cuello hacerse más fuerte.
"¡No!"
Esa misma helada y aterradora sensación llegó a su otra pierna, luego a su brazo derecho, cabeza, a continuación fue su brazo izquierdo, ambos hombros y por último, la parte más horripilante de todo aquello.
El momento en el que finalmente pudo darse cuenta que era lo que lo sujetaba.
Una horrible y alargada mano terminada en afiladas garras se posó sobre su cara cerrandole la boca a la fuerza, clavando sus peligrosos puñales en ambas mejillas.
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Sin Límites | Pokémon |
FanfictionEl sueño de la mayoría de los niños era el convertirse en un Entrenador Pokémon y viajar por el mundo en busca de aventuras con aquellas criaturas. Pero habían excepciones, como la del protagonista de esta historia por ejemplo. Ryū Akahiro no tenía...