Sin Límites | Pokémon |

Capítulo 18: Rojo Fuego.

Luego de una mañana movida en extremo, estaba bien relajarse un rato, y nuestros chicos lo sabían.

-¡Esto si es vida!

-Que ruidoso.

-Vamos Ryū, disfruta un poco más la experiencia, como Akashi.

-No.

Por iniciativa de Rouse y siendo "apoyada" por Ryū -en realidad se distrajo con un puesto de comida y cuando le preguntaron solo asintió sin saber que le decían- los chicos decidieron pasar en primer lugar por el Centro Pokémon y luego a las aguas termales de la ciudad, que convenientemente estaban justo a un lado del otro, reduciendoles el trayecto.

Apenas entraron al agua el estrés y cansancio que traían acumulado en sus cuerpos desapareció por completo.

-Oye Ryū, sobre esa Larvesta que tenía Rouse...

-¿Qué paso exactamente en el desierto?-Terminó la pregunta el pelinegro.

Chasqueó la lengua con fastidio, hasta hace unos minutos pensaba que no tendría que seguir pensando en ese tema por lo que le restaba del día, pero tal parece que no sería así.

-Nada demasiado importante.

-¿Seguro?-Hurgó un poco más el pelirrojo.

-¿Qué esas cosas no habitan solo en Unova?

-La prueba de que no es así es que del otro lado hay una, no hay mucho que pensar.-Se sumergió un poco más, quedando con el agua hasta el mentón.

De ahí no hubo más conversación sobre aquello, solo cosas sin importancia además de los jugueteos en el agua de los Pokémon de los tres chicos, bueno, los que podían nadar.

Ahí van los Charmander dejados en sus Pokéball.

Cruzando el muro que separaba ambas partes del lugar, vamos con las chicas del grupo, ocupadas en limpiar y alimentar a la recién llegada, con algo de ayuda de sus Pokémon al tiempo que se relajaban con el agua caliente del lugar.

-Sigo sin entender, ¿Qué hace un Larvesta en Hoenn?.-Dijo Nahomi, sacando a Rouse de su trabajo.

-Eh, bueno... Nisiquiera yo lo sé, pero de cualquier forma necesita ayuda, así que bueno.

Para todos era claro que esos dos no querían hablar, no entendían porque pero seguro era algo muy serio como para que decidieran no hablarles sobre el tema, aún así no insistieron demasiado y sólo lo dejaron pasar.

-Esta muy apegada a ti, tal vez deberías atraparla.

-Eh, no lo sé... Tal vez quiera volver a ese lugar en cuanto se recupere.-Dijo aunque en el fondo quería hacerlo.

-Pues si eso pasa la liberas y ya está, ¿Qué es lo peor que puede pasar?

-Que me encariñe demasiado como para dejarla ir.-Respondió entre un suspiro.

-Oh... Bueno eso es un problema.

Palabras más,palabras menos, realmente no pasó nada más que fuese relevante en ese lugar, por lo que no tardaron más de lo necesario en salir de allí, teniendo en mente que ahora tendrían que luchar en el Gimnasio.

(Seré ateo pero esto es un fic cristiano, puercos

¡Praise the sun!)

-Ryū, ¿Estas listo?.

-Akashi, se que estás nervioso pero hazme un favor y deja de joder con eso, lo harás bien.