Capítulo 52: Furia de Dragón.

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Kalos experimentaba los que probablemente habrán sido los dos día más jodidamente movidos que habrán tenido en mucho tiempo.

Primero, un chico albino y su dragón terrestre se enfrentan a la Campeona de la Región y ganan, dejando el estadio entero a un paso del colapso de paso en una explosión de poder... Literalmente hablando.

Y luego, en la noche del mismo día... Esto.

—¡No dejen de moverse, hoy mismo tenemos que saber qué rayos pasó aquí!

—¡Si señor!

La policía llegó al lugar luego de que un residente cualquiera reportara que la carretera fuera de su casa estaba muy dañada, solo para terminar descubriendo que ahí se llevó a cabo una batalla.

Eventualmente, al revisar las grabaciones de cámaras, se supo la verdad de la situación y toda Lumiose entró en conmoción.

Lo primero que apareció en las noticias fue sobre un secuestro se llevó a cabo en mitad de la noche, en donde los criminales mostraron ser increíblemente violentos además de hábiles.

Pero lo más importante, la persona a la que secuestraron... La hija de dos empresarios muy exitosos de Unova y por supuesto, entrenadora Pokémon participante de la Liga de Campeones.

El hecho de que una manada de desconocidos secuestrara a una entrenadora se tomó con la mayor seriedad posible, tanto que apenas algunas horas después ya se estaba montando todo un operativo para dar con el paradero de la desaparecida. Operativo al que Akashi, Nahomi y Arata se habían unido al enterarse de lo que sucedía.

Y en el hospital...

—Posiblemente no sea de su agrado despertar y encontrarse con esto...

—Él va a estar furioso.—Respondió Mirai, con una expresión de profunda preocupación en el rostro.—Pero como sea, nosotros no podemos hacer mucho... La policía se encargará.

—Si, supongo que así será.

Bea se reunió con Mirai en el hospital apenas se enteró de que había sucedido, no sin antes despedirse de Korrina quien también estaba ayudando con las labores de búsqueda junto al Líder de Gimnasio de la ciudad.

—Tía, ¿Qué tal si vas a dormir unas horas?

—¿Hum?

—Llevas aquí toda la noche, no has descansado nada seguro.—Sacudió su mano frente al rostro de la albina mayor, sin obtener respuestas inmediatas, lo que sería lo normal.—No estás en tu 100%, necesitas dormir.

—N...No, estoy bien, puedo seguir.

La luchadora suspiró, ahora ya sabía de donde había sacado su primo toda esa terquedad. La familia tenía muchas malas costumbres... Que por momentos eran buenas.

De cualquier modo, si no planeaba irse a ella no le quedaba más que acompañarla.

—Señora Mirai, Bea.

Diantha llegó al hospital acompañada de su Gardevoir. Al ser llamadas ambas se levantaron de sus asientos.

—Lamento que todo esto esté pasando, les aseguro que estamos haciendo todo lo que podemos.

—Lo sabemos, Diantha.

—Agradecemos mucho todo su esfuerzo, aunque eso no evita que la situación sea así de complicada.—Dijo Mirai.

—Haa, los padres de Rouse se comunicaron conmigo hace un par de horas... Estaban histéricos, aunque tienen toda la razón para estarlo.

—¿Vendrán acaso?

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