Capítulo 37: Fuego en el cielo.

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—Ya llegamos.—Dijo Mina en tono tranquilo.

Para la segunda prueba del pelirrojo, se habían tenido que trasladar a una parte más despejada de la isla, todo para no poner en riesgo a nadie durante su pelea y sobre todo tener el espacio necesario para la misma, ya que el muelle no era el lugar indicado para ello.

—So...—Musitó el pelirrojo estirándose un poco mientras veía el sitio.—¿Alguna regla?

—Gana.—Respondió ella con un tono pacifico.

—...

—Creo que acaba de decirte que no puedes.

En parte Arata estaba exagerando las cosas, en parte lo hacía, pero no del todo ya que ella solo estaba diciendo que podía usar la estrategia que quisiera y tantos objetos como quisiera para derrotarla, jamás ha dicho que esto fuese fácil.

—Entiendo lo que dices.

—Me alegra eso.

La capitana y el retador comenzaron a caminar hacia sus respectivos lugares antes de empezar la batalla, dejando al pelinegro renegado.

—Eh, yo... Yo me iré por allá... Si.

La mirada encendida del pelirrojo se cruzó con la mirada tranquila de Mina, ambos ya tenían cada uno una Ball en sus manos, solo estaban saboreando la tensión.

El sonido del viento mover el césped bajo sus pies puso el ambiente, uno que en breve sería completamente destruido.

—¡Gojira!

—Cleffairy.

Para empezar, ya estaba en desventaja.

Imaginó que en ese tipo se especializaba, y aún así envío a su único Pokémon que directamente no tenía nada con que pegarle efectivamente, que por cierto, hace algunos días había llegado a evolucionar, por lo que ahora era un Pupitar, cosa que fue un poco contraproducente por su limitada movilidad actual.

Pero eso no lo ha detenido jamás.

—Empecemos como se debe, Cleffairy.—Anunció la capitana.—Reflect.

—Yo también puedo jugar ese juego.—Declaró con determinación.—¡Stealth Rock!

En primer lugar la hada género una especie de barrera translúcida a su alrededor que al pasar los segundos termino de hacerse totalmente invisible para el tipo Roca esparcía decenas de rocas puntiagudas por todo el campo de batalla que igualmente, se hicieron invisibles segundos después.

Arata observó todo tomando nota mentalmente para futuras oportunidades, sabiendo ya que pretendía el pelirrojo con aquello.

—¡Gojira, Dark Pulse!

Dazling Gleam.

El pulso oscuro del Pupitar fue totalmente destruido por el intenso brillo acompañado de pequeños disparos energizados que el tipo hada lanzó en todas direcciones, pero pudo resistirlo perfectamente.

—Lo suyo no es atacar eh, es bueno saberlo.—Sonrió complacido, ya sabía qué hacer.—¡Stone Edge!

Atacar hasta que ya no pueda más.

—Clefairy, Double Edge.

Para sorpresa de todos la contestación del tipo hada fue cargar con todo hacia las rocas y a fuerza de pura fuerza bruta romper la que estaba apunto de golpear su estómago deteniéndose un poco para no terminar volando, Pupitar se veía sorprendido, aquello se vio como una maniobra suicida.

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