Sin Límites | Pokémon |

Capítulo 35: Poni y Mele-Mele.

—¡Dynamic Full Flame!

Una inmensa bola de fuego explotó luego de ser disparada hacia el mar y chocar contra una gran ola, resultando en un mar de llamas que poco a poco era aplacado por el agua y el viento marino que golpeaba con fuerza, para todos en la orilla fue perceptible la onda de calor que los golpeó inmediatamente el ataque fue ejecutado.

El responsable exhaló echando vapor por la boca, al igual que su Pokémon.

Ryū se había dispuesto a practicar con el Cristal Z que Kiawe le había entregado, sin embargo se vio impedido al darse cuenta que únicamente podría usar un Z por día debido que su pulsera quedaba inservible luego de usar un cristal.

—Haa... ¿Cómo te sientes amigo?—Preguntó a su Pokémon, que la verdad se veía mejor que el.

—(Me siento algo cansado, pero estoy bien, creo.)

—Entiendo.

Para los pobres bañistas fue una sorpresa que de pronto alguien hubiese usado tal poder en un lugar lleno de gente, muchos entraron en pánico por instinto mientras que otros no terminaban de averiguar que había pasado

—Como sea, no podemos hacer nada más, hora de irnos.

&(Si.)

El chico simplemente se marchó dejando a todos confundidos, para cuando llegó la policía llegó ya no estaba el responsable de tanto alboroto y los testigos no supieron decir bien que había sucedido.

Todo esto solo porque está solo...

—¿Crees que Ryū esté bien?

—Él quiso ir por su cuenta, no puedo hacer mucho al respecto.

Rouse y Nahomi habían tomado un camino diferente al de el albino por propia voluntad del mismo, que dijo explícitamente que quería entrenar un poco y luego se les uniría en la Escuela Pokémon por lo del Kahuna, cosa que no sería ese día por la propia prueba de Nahomi.

—Da igual supongo, ahora mismo importas más tú.—Decía la peliazul sonriendo.—En un rato llegamos, ¿Estás lista?

—Te mentiría si dijera que no estoy nerviosa, pero me preparé lo suficiente y creo que lo haré bien.

—Ese es el espíritu.—Felicitó dándole algunas palmadas en la espalda.

Aprovecharon el trayecto para hablar de cualquier cosa que se les pasará por la cabeza, desde como evitar ser comida de zancudos hasta la mejor manera de evitar que cierta persona incendiara todas sus cosas por accidente.

—Je, hablando de Ryū...

—¿Hm?—La peliazul arqueó una ceja con el nuevo tema de conversación, que por alguna razón no le gustaba.

—Rouse... ¿No crees que eres demasiado dura con él aveces?

—Ella suspiró.—Es eso o que se mate, y sinceramente no pienso dejar que pase lo segundo.—Decía con tranquilidad.—Créeme, es capaz que ahora que lo dejamos solo este haciendo alguna estupidez.

—Ya veo.—Una risa leve se le escapó al recordar todas las veces que ella lo ha regañado.—Es bueno que te preocupes por él, se nota que son buenas personas, aunque guarden tantos secretos.

—¿Eh?, ¡Yo no guardo secretos!—Se defendió.

—Ah, ¿en ese caso podré decirle a Ryū cuando lo vea que te gusta?

Antes de cualquier reacción la castaña salió corriendo.

—...

A ella le tomo un par de segundos darse cuenta de que estaba pasando y cuando lo hizo, una expresión que mezclaba enojo y vergüenza se formó en su rostro.