Resultar siguiendo a un anciano que acaban de conocer apenas tocan tierra, para ser francos, no era ni de cerca la forma en la que imaginaron que pasarían sus primeras horas en Kanto.
Por Arceus, si antes les preocupaba saber de qué forma la vida les jugaría una broma como sucede a menudo. No se esperaban para nada lo, uh, ¿Perfectamente normal? — no tenían idea si se estaban adelantando a los hechos. — que todo comenzó.
—Y díganme. ¿Cuales son sus planes por el momento?
—Encontrar el siguiente Gimnasio, vencer a la líder del siguiente Gimnasio, seguir como si nada y decidir qué día iremos a por el que sigue. —Lo que implicaba un tiempo de descanso que seguramente no será de descanso porque estarían entrenando en todo caso, pero Rouse ya había llegado al punto de su vida donde la posibilidad de empezar a creer que eso también contaba como descansar era muy real. Por supuesto, era consciente de los problemas que ese tipo de ideas traerían, pero a estas alturas mucho no podía hacer al respecto, quejarse no serviría de nada así que lo mejor sería hacerse a la idea. —¿No he de suponer que tiene algo de información útil para nosotros al respecto?
—¡Ja, ja, ja, ja! Nada que realmente necesiten, me temo.
—Bueh, nada que no se viera venir a kilómetros. —Arata aportó pocas palabras antes de volver a disfrutar su sándwich.
—Estando tan cerca de terminar es un poco inevitable que esto pase. Incluso si queremos ser modestos la verdad es que nos hemos hecho muy fuertes. —Nahomi apoyó, incitando a sus acompañantes a canturrear indicando que estaban de acuerdo.
—Tales son los caminos de vida. —El profesor también lo estaba. —Para los entrenadores que ponen todo en la línea las mejores recompensas aguardan, y mientras más de estas acumulen más poder obtendrán. Es lo más natural.
Para ponernos al día. Nuestros protagonistas llegaron a la penúltima Región que visitarán en su viaje de camino al torneo que lo empezó todo en primer lugar: Kanto.
Al tocar tierra, una figura que no esperaron encontrarse jamás bajo esas circunstancias los estaba esperando. El Profesor Pokémon designado a la region, el Profesor Oak, quien a su vez era probablemente la persona más reconocida con dicho título para este momento en el mundo entero, se presentó con el expreso objetivo de darles la bienvenida y robarles algunos minutos de sus días para charlar.
Precisamente en eso estaban, disfrutando de los bocadillos de un restaurante cualquiera mientras pasaban por las partes menos interesantes que vienen con un encuentro de esa naturaleza.
—No deja de parecerme raro. —Hasta que Ryū Akahiro, Rey Dragón proclamado y actual Campeón de Kalos decidió que tuvo suficiente de esas cordialidades. —Que el famoso Oak viniera a recibirnos, seamos entrenadores reconocidos o no, cuando él mismo debe tener un millón de cosas de las que encargarse es... —Hubo una pequeña pausa en lo que el dragón escogió una palabra que consideró apropiada. —Cuestionable, cuando menos.
Sabrá el sobre carga laboral exagerada como figura pública.
Nadie aquí se ha dado cuenta porque no habla sobre el asunto ni da señales de que algo inusual este sucediendo, pero desde que se hizo Campeón y aunque Diantha le estuviese ayudando con aproximadamente el 90% de su trabajo, Ryū había estado encontrándose pasando una buena parte de sus días leyendo papeles y dándoles su sello de aprobación para cosas muy variadas. Hasta que llegó al punto en el que dejó de encontrar diferentes entre su puesto y el de alcalde de una ciudad.
Una maldita locura todo.
—Ahaha, debo admitir que por más que me hubiera gustado. No estoy aquí enteramente por mis ganas de echarle un vistazo a los jóvenes de los que todo el mundo habla últimamente.
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Sin Límites | Pokémon |
FanficEl sueño de la mayoría de los niños era el convertirse en un Entrenador Pokémon y viajar por el mundo en busca de aventuras con aquellas criaturas. Pero habían excepciones, como la del protagonista de esta historia por ejemplo. Ryū Akahiro no tenía...