Capítulo 70: En Busca de Respuestas.

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Es de tontos pensar que todo volverá a ser pacifico inmediatamente después de una tormenta.

—¿Ya empacaron todo lo que toma más tiempo tener listo?

—De desarmar las tiendas no nos vamos a salvar, pero yep. Todo listo para mañana.

—No se puede ganar todo, supongo.

Había pasado todo un día y una noche desde que la Dai-Gurren arribó a Ciudad Canal para ganar sus medallas de gimnasio - las cuales consiguieron todos sin problema alguno. - y, lo que es aún más importante, desde que se enfrentaron a lo que bien pudo ser una tragedia en la Isla Hierro y las visiones de las dos figuras de mayor autoridad presentes chocaron. Afortunadamente los daños se mantuvieron al mínimo posible considerando la magnitud del conflicto y lo repentino del mismo, con todo y el masivo agotamiento con el que los dejó, ellos consiguieron salvar el día por así decirlo.

Apenas el grupo entero obtuvo aquello por lo que fueron ahí en primer lugar y tuvieron una buena noche de sueño, se apresuraron a dejar la ciudad en favor de acampar para su día de descanso como ya tenían acostumbrado.

Lo que nos lleva a esto.

Una noche antes de abandonar Sinnoh.

—Por Arceus, aún me duele todo. —Naomi se movía por todos lados quejándose a cada tanto, más se notaba que realmente no le molestaba por la sonrisa que traía—. Han sido unos días de locura los que hemos tenido.

—Y dudo seriamente que paren. —Akashi la sorprendió pasando a su lado con un montón de equipaje que tenían que asegurar—. A lo mucho frenar un poco, tal vez.

—Si la señora vida fuera tan amable como para bajarle dos rayitas a la intensidad yo sería inmensamente feliz.

—No te creí del tipo que trata de ir contra la corriente, Arata.

—¡Déjame engañarme a mi mismo en paz, cabeza de cerillo! —Akashi se rió a carcajadas al igual que su propia hermana, lo que lo dejó con todavía menos energía que al principio—. Aish... Esta gente.

—Lo único que tenemos que hacer es acostumbrarnos, por más difícil que parezca.

Rouse se unió a la conversación aún sentada frente al fuego de la fogata mientras ordenaba lo que parecía ser un montón de básicos suministros médicos.

La mayoría de eso no lo usaría en ella, ni en Akashi, Arata o Naomi. Siendo honestos ni siquiera Ryū necesitaba un gran porcentaje de lo que había ahí - si algo a él solo le interesaban las vendas. - pero mejor prevenir que lamentar.

—Si lo piensan un poco el inicio de nuestro viaje fué bastante tranquilo, comparándolo a como es ahora. Y ya saben lo que dicen sobre situaciones adversas.

—¿Que te hacen crecer como persona? —Cuestionó la castaña algo dubitativa.

—Correcto.

—Ya. Preferiría no crecer demasiado, si tengo palabra en el asunto.

—Pues claro. Si creces más vas a terminar tumbando del cielo a algún pobre Pokémon pájaro que esté distraído.

—Al menos yo no estoy en peligro de ser secuestrado por un excadril si me descuido. —Contraatacó el peli-rojo.

—¡Oye, al menos yo no soy tan enano como Naomi!

—¡¿Por qué estoy atrapando balas perdidas por aquí?!

—Ah, ¿Por qué será? —La repentina sincronización de Akashi, Rouse y Arata dejó a la directamente atacada boquiabierta y sintiéndose ofendida a más no poder.

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