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Para muchos el caos es la complejidad en la confusión o el desorden del cosmos o universo derivado de eventualidades que alterna una línea de tiempo.

Pero para el ministro Park era él aquí y ahora.

Había un montón de reporteros afuera de su oficina.

Esa mañana cuando se despertó todo marchaba bien.

Había tomado su desayuno, se preparó para ir a la oficina; al llegar a esta había comenzado a preparar un discurso para una asamblea que tendría en la tarde en una universidad a la que se le invitó a hablar sobre las buenas costumbres y bueno todo iba bien.

Hasta apenas hace cuarenta minutos atrás que llegó una Hae Rin hecha una furia.

Entre gritos le había dicho que como le pudo haber mentido tantos años.

Pero después lo abrazo diciéndole que estaba feliz de saber que él era su verdadero padre.

Escuchar esa oración salir de la boca de la castaña hizo que el corazón se le agüitase. Se suponía que nadie debía saber aquello.

Así que con terror encendió la televisión y en ella se mostraba el certificado que se supone que estaba en su caja fuerte.

Iba a salir corriendo a su hogar pero el senador Hwan; el cual hace mucho no veía después del accidente de su hijo, lo detuvo.

Con horror veía como iban la prensa iba  abarrotando la entrada.

Ya iban para dos horas y seguían llegando más y más personas; de verdad le urgía llegar a su casa para revisar su caja fuerte y las cámaras de seguridad.

Por otro lado estaba Min que tenía un humor de perros; tenía aproximadamente 15 horas, treinta y seis minutos y como 40 segundos sin poder abrazar y besar a su bebé.

No estaba tranquilo, y ese intento tan idiota de Jeon por calmarlo solo lo hizo sentir como la mierda.

Si porque mientras él cenaba la exquisita comida que había preparado su chica, ella comía una triste hamburguesa, mientras él trataba de dormir en una cama que se sentía inmensa sin el cuerpo tibio y hermoso de su bebe; ella dormía en un sofá en mala posición; y ¿la culpa? Toda suya; por supuesto. El lo sabía pero aún así tuvo que aguantar el sermón de su madre, la mirada de desaprobación de los Kim y la ley del hielo de su padre.

Por otro lado veía las noticias relacionadas con su aún suegro; y él sabía que de tras de este escándalo estaba ese trío pero aún así le inquietaba. Ese par estaba jugando al filo de la navaja y no quería que nada malo les pasara.

En fin,  sus pensamientos se vieron turbados cuando por la puerta entró su aún esposa; y el enfado se vio dibujado en su rostro; ¿es que nadie había entendió que no dejaran pasar a la loca hasta su oficina?. Ya hablaría con Hoseok después.

de una vez te aviso que no estoy de humor para tus tonterías —

—ay mi amor si yo venía a darte una buena noticia; vamos a hacer padres—

Yoongi estaba seguro que escucho mal y que aparte la mujer que tenía enfrente suyo estaba loca; él jamás la había tocado ni por error; pero ahora el palido tenía otro problema por la puerta había entrado su bebé y había escuchado eso último,; Jimin a ahora entendía porque la secretaria del señor Min estaba tan nerviosa y no la dejaba pasar; cuando a la salida se había topado con su oppa Hoseok y le dijo que pasara, que Yoongi estaba desocupado.

El mundo del empresario se detuvo y comenzó a girar de manera errática cuando a pasos apresurados llegó la rubia enfundada en un bonito vestido negro que no dejaba duda de su exquisita figura.

La futura señora del Ceo MinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora