La futura señora del Ceo Min

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Hoy como todas las mañanas desde que la rubia había dejado el hospital le estaba haciendo un mini berrinche para que no se fuera a trabajar; y no es que le molestara  a Yoongi que Jimin quisiera estar pegada a él como chicle es solo que no se quedaba tranquilo al saber que la chica se quedaba llorando, sabía por su madre y él par que se había invitado a vivir con ellos que aveces no salía para nada de su habitación y que aveces no comía.

Los primeros dos dias después de dejar el hospital pudo trabajar desde su despacho que estaba en su casa pero ciertos asuntos lo habían hecho regresar a trabajar a su oficina; este era el tercer día que dejaba a Jimin llorando.

Ese día en particular su bebé le había dicho una frase que no lo dejaba en paz; no entendía ¿de donde había sacado Jimin que él no la amaba?

¿Cómo le haría entender que sin ella su vida era nada? ¿Cómo le explicaría que ella era su universo entero?
¿Que de solo de pensar que un día ella no estuviera a su lado su corazón se rompía?

Quería que ese día se terminara ya, quería ir y abrazar y besar a su bebé hasta que en su piel se tatuaran sus labios y caricias.

Y luego lo pensó un poco, ¿por que esperar hasta que el día terminara? Sin perder más tiempo tomó sus cosas y se dispuso a irse, así que apenas llegó al ascensor y cuando las puertas se abrieron dejaron ver a la razón de su mera existencia ahí de pie con un abrigo blanco  que la cubría completamente le extendió la mano y la jalo hacia el para poderla abrazar y poder aspirar su perfume que se combinaba de manera exquisita con el aroma natural de su piel.

—¿a donde ibas Yoon?—

—a ti mi vida, a tus brazos para poder hacerte el amor cariño—

—bien, vamos —

Y la rubia volvió a llamar el elevador y una vez adentro la chica dejó caer su abrigo para dejar ver que debajo de este solo tenía la ropa interior; el pálido apretó el botón para que se cerraran las puertas y que nadie viera el cuerpo que  solamente él podía ver, porque le pertenecía solo a él y nada más que a él.

—amor no deberías hacer eso; no me voy a detener y un viaje en el elevador no va a ser suficiente para amarte—

El de ojos gatunos tomó de nuevo el abrigo y se lo colocó a su prometida.

En la cabeza de Jimin se había formado todo un embrollo de pensamientos negativo, sobre la reacción de su hombre pero apenas estuvieron en el estacionamiento Yoongi la jalo al auto y la subió a la parte trasera de esta y la despojó del abrigo, su piel reaccionó al roce de las frías manos de su hombre, Min no perdió más el tiempo y comenzó a devorar los labios de Jimin, explorando toda la húmeda y cálida cavidad bucal de su amante. Con un rápido movimiento sentó a su bebé en su regazo con ambas piernas hacia cada uno de sus costados.

El reducido espacio se comenzó a envolver en una inmensa bruma de erotismo y lujuria.

De un solo tirón Yoongi desprendió el pequeño corpiño de encajes negros; con sus largas manos recorrió la fina y delicada espalda que se curvó ante el tortuoso toque, las manos se fueron adentrando a la fina ropa interior y cuando llegó a la división de la espalda separó los glúteos solo para darse cuenta que su bebé al parecer había ido de visita con una sólo idea en mente, el de hebras negras sonrió de manera pícara y comenzó a jugar con el pequeño intruso que traía su bebé en su interior.

Jimin soltaba suspiros y gemidos, mientras trataba de manera torpe desabrochar la camisa negra de Yoongi, no duró mucho en esa tarea puesto que si su hombre podía romper su ropa; ella haría lo mismo; los botones salieron desprendidos hacia todas las direcciones, estaba desesperada por sentir la piel caliente de su prometido.