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La vida de los Min-Kim iba de maravilla; si bien es cierto que en un principio mucha gente se comenzó a cuestionar sobre qué tan serio y prudente sería entablar relaciones de algún tipo con el Ceo y que se enfrentó a la crítica de la sociedad en general  por la relación con otro hombre, en específico de ese hombre; en realidad la gente no hizo escándalo por ser menor de edad; sino por ser otro hombre con gustos muy peculiares pero les importó un pepino ese pensamiento tan primitivo a ambos clanes.

Ambas familias están felices por la rubia que irradiaba la más pura felicidad por donde se le viera.

La fiesta sorpresa que le preparaba su ahora prometido junto a su hermano iba viento en popa.

No estaba escatimando en nada; tenía que ser un evento digno de la realeza; porque para ambas familias Jimin era de la realeza.

Mientras un Taehyung entretenía a su hermana; el prometido veía detalles de la fiesta y viceversa.

Eran una gran dupla; pero antes de llegara a esa sinergia; Taehyung había amenazado a Min con cortarle sus bolas y la lengua si volvía a cagarla con su hermana.

Todo parecía ser el perfecto cuento de hadas para ellos.

Pero se les olvidaba que había una mujer que estaba más que furiosa y herida por todo lo que estaba pasando.

Después de todo lo que había pasado en su familia la había desconcertado.

Mientras unos contaban los días para celebrar por lo alto el cumplimiento de mayoría de edad de la rubia otros los contaban tratando de alargarlos porque sabían lo que eso implicaba; que aquel ser tan despreciable para ellos tomaría posesión del dinero, propiedades y bienes que dejó su madre.

Hae Rin veía por la ventana de su habitación como caía la tarde, como poco a poco se iba ocultando el sol; después de la humillación que había sufrido durante esa cena donde no solo Min le había dicho de su divorcio se le había propuesto al objeto de su odio.

Se había encerrado a llorar por días, porque muy en lo profundo de su ser ella añoraba poder crear una familia con el hombre de sus sueños.

En esa misma casa en el despacho que durante muchos años le   perteneció estaba un hombre derrocado.

Veía como delante de sus ojos todo por lo que lucho se le iba de entre los dedos como si fuera arena.

Por un lado estaba como a pasos gigantescos perdía su candidatura, estaba la constante carrera contra reloj para perder la casa que durante tanto tiempo llamó hogar;  luego la investigación en su contra por violencia pero por el momento eso están cubierto; había tenido que ceder a ciertas cosas y dar algo de dinero para eso y luego estaba la otra investigación por corrupción y fraude y por último ahora su engendró se había comprometido con Min.

Era ya el quinto vaso de whisky que se tomaba.

Se preguntaba que hubiera pasado si en lugar de haber tenido miedo de perder a su amada le hubiera apoyado, tal vez ella habría sobrevivido al parto, si solo no le hubiera causado tanto estrés y preocupaciones tal vez lo hubiera logrado; tal vez ella le habría ayudado a hacer las cosas bien, tal vez su hijo no hubiera salido defectuoso y ahora estaría apunto de casarse con una bella mujer, tal vez Hae Rin tuviera ya su primer bebé y podrían ser una familia feliz.

Ahora estaban a merced de su hijo y su prometido. Ellos vendrían por él para vengarse; él lo sabía, lo sentía en sus viejos y cansados huesos.

Y no estaba muy alejado de la realidad.

Min solo esperaba a que las elecciones pasaran para poder atrapar a la rata y hacerla pagar; si bien es cierto que el cerdo aún respiraba; él no se de tendría hasta hacerlo pagar a todos los que una vez le hicieron daño a su princesa.

La futura señora del Ceo MinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora