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Para la mayoría de la gente sus horas de sueño son sagradas, para las personas el dormir bien significa ser más productivos durante el día, conservar su buen humor, ser funcional y realizar todas sus actividades.

Y solo Dios sabía lo que él pelinegro amaba esas horas en donde viajaba a las galaxias más lejanas y nadaba en las aguas más azules o escalabas las montañas más altas del mundo acurrucado del cuerpo de su Jiminnie, siendo arrullado y acariciando por el aroma de la piel ajena pero amaba más despertar a media noche por el llanto del pequeño Min.

Y en aquella mansión las primeras noches del pequeño patito en aquel castillo; porque si; el patito era el príncipe del castillo Min, fueron cosa de locos.

Apenas y lloraba ya estaban los abuelos, el par de tíos y los padres en la habitación que habían equipado para aquel bello ser.

El pelinegro al principio había tenido un batalla casi campal con todos los habitantes de la casa, porque él quería ser quien cuidar de su bebé.

Quería ser el quien despertara a darle su biberón y cambiarle su pañal, quería ser él quien lo arrullara hasta que se quedara dormido, había hasta ocasiones en las que se quedaban dormido en el sillón mecedora que había en aquella habitación para poder estar al pendiente de las necesidades de su bebé y todo mundo sabía lo terco y cabeza dura que podría ser Min Yoongi cuando una idea se apoderaba de su mente.

Pero había un pequeño problema con aquel amor desmedido que Yoongi sentía por su pequeño patito y es que comenzaba a dejar de lado a Jimin.

Apenas y llegaba del trabajo preguntaba por su patito, y no se daba cuenta de que tenía bastante tiempo donde ni siquiera se preguntaba qué hacía su chica en todo el día.

Yoongi no era consciente de la lucha que tenía Jimin contra el espejo; y es que para la rubia, su cuerpo había cambiado, se había quedado con algunos kilitos de más, tenía unas cuantas estrías por su vientre y sus piernas estaba flácidas, tenía unas celulitis espantosas en donde alguna vez hubo un redondo y respingon culo.

Se veía horrible y se sentía peor y que su Yoonie ya ni la volteara a ver y que aveces no lo veía ni siquiera a la hora de dormir solo la deprimía más.

Al principio le pareció tierno y hermoso que Min le dijera que él cuidaría del bebé ya que ella lo había hecho durante nueve largos meses en su vientre y ese tiempo en el que por fin pudo dormir un poco más lo  había disfrutado pero vamos ya el cuarto mes en el que no por error la dejaba quedarse con su hijo.

Sin más se termino de vestir para ir a la universidad; porque si, había entrado a estudiar economía a la universidad de Seúl después de que el rector casi le pidió perdón de rodillas.

Después de la universidad se daba una vuelta por la fábrica y veía pendientes con Derek, el rubio se había vuelto su apoyo y su confidente; no es que no le tuviera confianza a su hermano y su cuñado o a sus padres pero Derek había pasado por lo mismo, así que hablaba de sus inquietudes con el.

Y regresaba al rededor de las 4 de la tarde para extraerse leche, cuidar a su bebé, hacer sus deberes de la universidad, ducharse, preparar los biberones y pañales dejar la cena lista para Yoongi.

Pero ese día se sentía mal, le daba vueltas todo.

Como pudo le sonrió a su mamá Bae y le encargo a su patito, tenía que descansar.

Tal vez haber comido solamente la ensalada al medio día  no fue buena idea.

Entre su dolor de cabeza trató de recordar cuando fue la última ve que comió una comida completa y no lo recordaba; daba igual de alguna manera tenía que perder los kilos de más que aún tenía.

La futura señora del Ceo MinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora