NANON
Chimon es el adolescente más popular de mi clase.
Sus padres podrían comprar el pueblo entero si quisieran, porque tienen mucho dinero.
Es genial ser él, todos quieren ser sus amigos.
Lo tiene todo y siempre está mostrándonos las asombrosas cosas que le regalan, solo por existir.
—¿Qué es eso, Nanon? —me pregunta en la cafetería y yo intento cubrir la bolsa en la que mi mamá me puso el almuerzo.
Es lo que sobró de ayer, ella tiene un restaurante.
La comida de Chimon se ve deliciosa.
Tiene un chef personal en casa, y todos los días trae lo suficiente para alimentar al país.
—Arroz con cerdo —le digo y se ríe.
Nunca me ha dicho algo directamente, pero sé que soy parte de su entretenimiento personal.
No le caigo bien.
La razón es que él es el segundo mejor alumno de mi grado, porque mis notas son más altas que las suyas.
Intentaría fallar para agradarle, pero mamá ya me ha dicho que va a golpearme si no hago las cosas bien.
Si tengo un buen promedio, quizás podría ir a la universidad en el futuro.
Es que no podemos pagar algo así.
Sonrío, agarrando mis palitos, porque lo mío está rico también.
Solo se ve mal.
El timbre del patio suena y volteo a la puerta, porque algunas personas a mi alrededor están murmurando en voz baja.
Es que es Ohm, y su popularidad no se limita a una clase.
Es la persona más popular en toda la escuela.
Tiene una banda de rock, es el capitán del equipo de fútbol y recibe sobresalientes todos los años.
No hay algo que no sepa hacer bien.
Camina directamente a la mesa frente a mía y pone dos libros cerca de Chimon.
—Olvidaste esto —le dice apoyándose en su silla y desordena su cabello.
Es su hermano mayor.
Las personas siempre dicen cosas buenas sobre él, porque tiene una personalidad cálida, y es agradable.
Suspiro, porque creo que es muy lindo.
Cuando voltea, su mirada se cruza con la mía, y yo le sonrío.
Es que hablamos una vez.
Estaba en el baño un día, él entró y me preguntó la hora.
Esa es mi historia.
Incluso me dio las gracias.
Me sonríe de vuelta al pasar por mi lado y mi sonrisa crece aún más.
Yo me pongo nervioso incluso al oír su nombre, porque me gusta.
