✨️Dew.✨️
Estaría en la piscina haciendo nada, pero es más interesante solo ver a Nanon limpiando.
Sin embargo, no me conformo con esta clase de entretenimiento, quiero divertirme con él.
Estiro mi mano para agarrar mi reloj.
Lo suelo dejar en la mesa, sé que lo ha visto, así que lo meto en mi bolsillo y me levanto.
Muevo los cojines primero, para que note que estoy buscando algo.
—Nanon —le digo porque está en la cocina.
—¿Sí, señor?
—¿Viste un reloj por aquí cuando limpiaste?
Noto como mueve sus labios, mientras piensa y su mirada va a la mesa.
Creo que es tierno.
—Sí —dice moviendo los papeles ahí— vi uno acá.
—¿Lo viste?
—Quizás lo moví, estaba limpiando —responde preocupado y camina para buscar en los estantes de la pared.
Me siento sonriendo y él va al escritorio de la zona de trabajo, también.
Se ve preocupado.
—Llevé la basura a...
Se detiene solo y me mira, antes de salir por la puerta corriendo.
Es divertido molestarlo.
Me levanto y camino al baño para entrar en la tina un rato.
Tendrá que traerme la cena, así que no me preocupo.
Me tomo mi tiempo ahí, leyendo los correos.
Estoy haciendo un estudio de mercado, tampoco soy un ignorante, he terminado la universidad.
Nunca fui aplicado y no me tomo la vida en serio, pero aprendí un poco.
Salgo del agua cuando tengo hambre, y prendo las luces antes de cambiarme.
Voy a la máquina de hielos cantando, y me sirvo café.
Tengo hambre.
Veo el reloj, son casi las 7, ya debería estar acá.
Me apoyo en la barra, hasta que la puerta suena y sonrío.
Me acerco a abrirle y noto que no ha traído la comida aún.
Mi corazón se acelera, porque estira la mano y me muestra un reloj diferente al mío.
Creí que ya se había olvidado de eso.
—Lo siento, no lo encontré —me dice evitando mi mirada y hace una reverencia— pero puede usar este, le prometo que voy a comprarle uno igual, si me da unos días para conseguir el dinero.
Sonrío caminando adentro y él se acerca también a mí.
Bebo un poco más de café, mirándolo.
—Cuesta medio millón.
—¿De baths? —me pregunta asustado.
—De dólares —digo estirando mi mano a la mesa y levanto el reloj— pero tranquilo, acá está.
Él sonríe aliviado y creo que va a llorar.
—Lo encontró —me dice y yo me río.
—No realmente, estaba jugando —respondo y su expresión cambia.
No dice nada, agarra mi café y me tira los hielos a la cara, mojándome.
—¿Estabas jugando? —me pregunta con la voz rota— estuve buscando el reloj en cada bolsa de basura que tiraron hoy, por horas.
Me siento terrible ahora.
Nunca me había sentido culpable por algo antes.
—Perdón —le digo y él pone el reloj que me trajo en la mesa, ya llorando.
—Lo compré para ti —susurra antes de irse y camino rápido detrás de él.
—Nanon.
—No —dice señalándome con un dedo y se calla luego de pensarlo— lo siento, señor, mi turno ya se acabó.
