OHM
Admiro la capacidad de Chimon de nunca cerrar la boca.
No se cansa, puede hablar todo el día.
—Merezco ser el monitor, papá mantiene todo este lugar con su dinero.
—Bueno, es una democracia, pero todos en tu clase van a votar por ti, ¿por qué estás preocupándote?
—Es que no conoces a Nanon —responde después de resoplar— es el típico muerto de hambre que anda dando lástima.
—¿Lo es?
—Van a votar por él, porque le encanta hacerle creer a todos que es un sacrificado inocente, y yo no le creo.
—¿Por qué?
—Nadie puede ser así de bueno, jamás le habla mal a las personas, es demasiado amable, y usa esa vocecita manipuladora que le hace creer a todos que es inofensivo —dice cruzando los brazos— no me cae bien.
—Oye —le digo deteniéndome y me mira soltando un suspiro— sé lo importante que es esto para ti, pero el mundo no va a acabarse si no ganas.
—No me importa ganar, Ohm, yo solo quiero que Nanon pierda.
—¿Pero por qué te molesta tanto?
—Siempre compite conmigo, quiere ganarme en todo, él cree que es mejor que yo.
Volteo a la puerta principal, porque Chimon mira hacia allá y veo al bonito que siempre me sonríe cuando me ve.
—Es él —me dice señalándolo.
—¿Qué?
—Es el idiota de Nanon.
Oh.
La verdad es que no me parece un mal chico, nosotros hablamos una vez y fue amable.
—¿Estás seguro?
—¡Pusiste esa cara! —grita señalándome.
—¿Yo?
—Es la cara que ponen todos cuando lo ven, y no lo entiendo.
—¿Qué cara?
—Tú crees que es lindo —me acusa y yo muevo la cabeza negativamente.
—Bueno, él es interesante, ¿no?
—No, es muy feo.
Yo lo comprendo, lo dice porque no le agrada.
—Claro —respondo porque no voy a discutirle eso.
