✨️Nanon.✨️
Hago un puchero, porque no ha salido aún el sol, y ya estamos en un autobús.
No sé porqué acepté, es mi día libre.
Agarra mis mejillas y las aprieta riéndose.
—Non —dice y yo me mantengo con los ojos cerrados, aunque lleva ya un rato jugando con mi cara.
Me ha pedido que lo acompañe hoy, porque tiene cosas que hacer.
Estoy algo arrepentido, podría estar en mi cama.
Jimmy últimamente ha dejado de ser una molestia.
No habla demasiado, ya no parece interesado en que salga con ese hombre, no ha insistido más.
—Non —me dice de nuevo y yo intento cubrirme, porque no quiero— ya vamos a llegar.
Abro mi ojo derecho y me sonríe, acomodando mi cabello.
Oculto mi cara en su estómago, porque me he acostado en sus piernas.
Sus dedos pasan despacio por mi cabeza y yo me levanto con flojera.
—Tengo un concepto diferente de temprano —le digo golpeando mi frente en su cuello— apenas está amaneciendo.
Veo el sol saliendo por la ventana, cuando el autobus se detiene.
Al ver mejor las calles, las reconozco.
Miro a Ohm y él agarra mi mano, para bajar.
Camino detrás, y estamos en el paradero cerca de la playa.
Creo que he despertado de golpe.
—¿Qué hacemos acá? —le pregunto presionando su mano.
—Vamos a mi casa, quiero ver si tengo cosas útiles en mi habitación.
—¿Quieres llevártelas a Europa?
—No voy a volver, Nanon.
Intenta caminar, pero no se lo permito, porque quiero que me explique bien.
—¿Por qué?
—Soy un adulto —responde como si fuera obvio— yo decido donde quiero estar.
—¿No vas a irte? —susurro con un nudo en la garganta que quiero disimular.
—Quiero quedarme aquí —me explica acercándose un poco más.
—¿Tu prometida está de acuerdo?
Él suspira, alzando los hombros.
—Ya no estamos juntos.
—¿Por qué? —le pregunto confundido.
—Terminé con ella, no era correcto continuar con lo que teníamos.
Mi mente se desordena.
—Sé que le costará entender esto, y voy a disculparme las veces que sean necesarias por el daño que le estoy causando, pero no puedo controlar lo que siento, y estoy completamente loco por alguien más.
Descubro que de forma egoísta, muy en el fondo, quiero que diga que es por mí.
El niño que se quedó esperándolo, deseaba todas las noches que volviera por él, para estar juntos por fin.
Me tenso al sentir su mano cerca de mis labios, y miro los suyos.
—¿Vamos ya? —me pregunta y yo asiento rápido.
Al cruzar la calle, sonrío porque puedo ver los rieles del tren abandonado que se dirigen a la playa, y cruzo los brazos, deteniéndome.
—¿Qué pasó?
—Cárgame, te hice el favor de venir.
—Es justo —dice agachándose y subo en su espalda, rodeándolo con mis brazos.
Ohm de verdad está aquí, no va a irse y ya no existe un límite que no debo cruzar.
