✨️Dew.✨️
Veo la hora en mi muñeca, y sonrío porque recuerdo lo lindo que fue cuando me compró el reloj.
Creo que es lo más bonito que alguien ha hecho por mí.
Suspiro sirviéndome otro vaso de whisky, no he podido dormir.
Mis padres van a celebrar su aniversario.
Son ridículos.
Escucho la puerta sonando, pero no me levanto a abrir, sé que es Nanon.
Debo verme lamentable en este momento.
—Lo siento —dice al verme, abriendo la puerta con su llave— pensé que no estaba.
—Puedes entrar.
—¿Está seguro?
—No quiero comer, pero necesito café.
Paso mi mano por mi cabello, mientras se acerca.
Ve las botellas en la mesa, y aprieta los labios.
Creo que quiere hablar.
—No tengo problemas con el alcohol —le aclaro y él me mira.
Estoy un poco mareado, se me va a pasar.
No tomo seguido.
—Probablemente otra persona pensaría que sí —responde llevando las botellas vacías al tacho en la cocina— pero yo tengo un hermano alcoholico, y me parece que usted no lo es.
Agarro su muñeca, porque va a irse.
—¿Quieres sentarte?
—Nos han visto hablando ayer, no está bien, no debería quedarme mucho tiempo acá.
—¿Por qué no? —le pregunto confundido— ¿Eres alguna especie de esclavo?
—Soy un empleado, señor.
—Dew —me recuerda y yo niego con la cabeza.
—No voy a llamarle, Dew, es una política del hotel.
Bueno, puedo cambiar eso.
Va a irse, otra vez, así que ahora agarro su mano.
—Me siento mal, quiero que te quedes.
—¿Quiere contarme lo que pasó? —me pregunta sentándose.
—Mis padres van a hacer una fiesta, por estar otro año juntos.
—¿Eso no es bueno?
—Ellos le muestran a todos una mentira, ella lo engaña y él lo sabe pero no le importa, porque se acuesta con otras mujeres también, y odio estar obligado a ser parte de eso.
—Usted no tiene que ir —me dice y yo niego con la cabeza.
—Tengo que ir, somos una familia feliz y perfecta, me enfermaba eso desde que era un niño, porque ellos nunca se han querido.
Miro su mano porque él entrelaza nuestros dedos.
—¿Les ha dicho algo, alguna vez?
—Sí, pero no les importa, he dejado de decir lo que pienso, porque nadie nunca ha querido escucharme.
Nanon suspira y se levanta agarrando la botella que no he terminado.
—Yo estoy escuchando, y me importa saber lo que piensa.
Lo veo caminar a la cocina y tira el whisky que queda al lavadero.
—No me diga cuánto costaba o voy a sentirme mal, pero usted va a comer ahora, porque no voy a dejar que se haga daño por dos personas así.
Tengo un nudo grande en la garganta, y aunque he querido evitarlo, estoy llorando.
—¿Se le antoja algo más? —me pregunta acercándose— voy a conseguirle lo que quiera, pero tiene que comer.
—Estoy bien.
Él suspira estirando la mano derecha a mi rostro y limpia despacio mis lágrimas con su pulgar.
—Estás preocupándome.
Mis padres solo se preocupan por mí, por lo que la gente va a decir de ellos.
Esta es la primera vez que siento que le importo a alguien aunque no tiene idea de quién soy.
