✨️Ohm.✨️
Extrañaba solo sentarme frente al mar, con Nanon.
Y hablar con él.
Antes de irme, alargábamos nuestras noches juntos.
Vimos el amanecer muchas veces acá, porque no queríamos malgastar el tiempo corto que teníamos.
—Nanon estuvo acá —dice escribiendo en la arena y yo señalo nuestro alrededor.
—Ya le ha quedado claro a todo el mundo, lo has escrito cincuenta veces más desde que llegamos.
Él abre la boca ofendido.
—Ohm, me gritaste.
Me levanto rápido, porque hace un puchero.
—No es verdad.
—Me hablaste ligeramente más alto de lo normal —insiste y yo estoy muriéndome de amor por él.
Mi Nanon sigue siendo mi Nanon.
Acaricio su mejilla, y creo que se ve hermoso con la luz del atardecer frente nosotros.
Intenta morder una de mis manos y me río, acercándome más.
Beso su nariz y se sonroja, jugando con sus labios.
—Ya es tarde —dice más serio mirándome a los ojos.
—¿Te quieres ir?
—No —responde ladeando la cabeza— este es mi lugar favorito en el mundo, quisiera no tener que irme nunca.
—Puedo hacer algo al respecto.
—¿Algo como qué?
—Bueno, voy a quedarme acá y no puedo vivir en la casa de mis padres, porque ya estoy grande —le explico bajando mis manos a su cintura.
—¿Quieres alquilar una casa acá? —me pregunta sonriendo.
—Quiero comprarla —respondo presionando mis dedos en su cuerpo.
Él se ve sorprendido, pero no debería estarlo.
Nunca voy a irme de nuevo de su lado.
—¿Dices que puedo visitarte, Ohm?
—Digo que quiero que vivas conmigo acá.
Su sonrisa desaparece.
—Sé que acabo de llegar de vuelta a tu vida, y estoy sonando como un loco, porque es justamente lo que soy.
Mis manos regresan a su rostro, y me acerco, temblando, porque voy a decirle.
—Te amo todavía, Non.
Cierro los ojos, porque él me besa.
—Si te amo también —dice contra mi boca y yo sonrío— ¿Estoy loco?
—Un poco.
Jala mi labio inferior con sus dientes, profundizando en mí.
Su lengua acaricia la mía, y lo pego más a mi cuerpo.
Me río porque estoy llorando y él se ríe porque está llorando también.
—Es porque estoy feliz —decimos los dos al mismo tiempo y él estira sus manos para limpiar mis lágrimas.
Bajo mis labios a su cuello, y él se arquea, sosteniéndose fuerte de mi espalda.
No, definitivamente no va a irse, porque no voy a soltarlo más.
