✨️Chimon.✨️
Sé que amo a Dew, porque no puedo disfrutar de saber que Nanon le está siendo infiel.
Debería sentirse como una oportunidad para mí, pero no quiero que le hagan daño.
No ha vuelto más al hotel, y mi hermano tampoco contesta el teléfono, no tengo que ser Einstein para saber lo que ocurre.
—¿Llamaste? —le pregunta a la secretaria y ella asiente.
—Su madre me ha dicho que no aparece todavía.
—Deberíamos llamar ya a la policía —dice apoyándose en la recepción y me da lástima.
—Quizás no quiere que lo encuentres —menciono yo desde mi escritorio.
—No te metas —responde sin mirarme.
No voy a pelear con él, quiero decirle lo que pasa, porque no tolero verlo así.
Me levanto y voy detrás, para alcanzarlo.
—Dew.
—Chimon, no —dice deteniéndose— te juro que no quiero tener que lidiar contigo ahora.
—Deja de tratarme como si fuera tu enemigo, tú me importas.
—No me interesa.
—Soy la única persona que se preocupa realmente por ti.
—Chimon —responde mirándome a los ojos— nunca me has importado, ¿no te das cuenta?
Bien, que se joda.
Sí, bien, que el mundo lo vea hacer el ridículo llorando porque su novio se ha escapado con otro hombre.
Se merece eso, se merece que Nanon no le tenga consideración, por lo mierda que siempre ha sido con todo el mundo.
—Ya entendí —le digo dando un paso atrás.
Camino al jardín con un nudo en la garganta porque ese siempre ha sido su comportamiento conmigo.
Quizás he tolerado demasiado, y por eso me ha perdido el respeto por completo.
Ojalá ahora pudiera decirle todo a todo el mundo, estoy cansado de cuidarle la imagen a alguien que adora pisotearme.
Me siento un estúpido porque no solo le permitía acostarse con otros hombres durante nuestra relación; para protegerlo yo oculté toda la violencia que ejercía sobre mí, física y psicológicamente.
Siempre trataba de volverse la víctima después, pero el mal comportamiento de sus padres no justifica el suyo.
Intento respirar porque no quiero que me vean mal, y alejándome de la entrada, choco contra el cuerpo de un chico.
Huele a cigarro barato.
Levanto mi mirada por su ropa horrible y me detengo en su cara.
Mi cerebro intenta buscar en la información que guardo.
Es familiar.
—Eres el amigo de mi hermano —me dice sonriendo.
Listo, lo tengo.
El adicto que luce como un indigente.
A veces Nanon me da lástima, si ha tenido una vida de mierda.
Ya es malo ser pobre, pero él tiene que ser pobre y además convivir con esta rata fea.
Miro su mano, porque la estira hacia mí.
—¿Aún te sobra dinero, chico lindo?
Respiro profundo y saco mi billetera.
—Báñate —le digo colocando varios billetes en su mano— y cómprate algo de ropa, cualquier cosa es mejor que lo que llevas puesto.
