✨️Dew.✨️
Odio volar tantas horas, el cambio de horario me golpea fuerte, y creo que Ohm es idiota.
Yo adoro a Bow, ella es un persona muy agradable, es linda y buena, tiene todo lo que un gay como yo busca en una amiga.
Por eso lo somos.
La conocí a ella en la facultad, nuestra amistad es más larga que la que tengo con Ohm, pero no puedo no decir lo que pienso.
Es esa clase de persona que carga pastillas para todo, porque siempre está doliéndole algo.
Es débil desde que era una niña, lo sé.
Pero no es normal que termine internada cada vez que Ohm no le presta atención.
Comprendo, está acostumbrada a pasar el día entero con él, y sé que Ohm también disfruta de eso, pero no es posible que no le pueda dar espacio.
Las parejas estables son raras.
No he estado enamorado nunca, y veo idiota tener que viajar a otro continente solo porque a tu pareja se le bajó la presión.
No se está muriendo, no tiene una enfermedad, que le den una Coca Cola y se acabó.
Resoplo tirando mi ropa a la cesta, pero casi todo cae afuera.
Mi atención se va, cuando escucho la voz de Nanon afuera.
Intenta hablar despacio, pero puedo entender, así que me apoyo en la puerta.
—Jimmy, no voy a salir con él, no me importa si crees que es solo una cena, no quiero hacerlo.
Se acerca y yo, no estoy seguro de lo que ocurre.
—Si crees que lo que gano no es suficiente, trabaja también.
Respira profundo, colocando la llave, así que retrocedo y se queda quieto al verme.
Está llorando.
—Ya llegaste —me dice limpiando sus lágrimas rápido y hace una mueca.
Está avergonzado.
—¿Debi avisar?
—Eso hubiera sido útil, sí.
Se acerca evitando mirarme y yo aclaro mi garganta.
—¿Quieres decirme qué pasa?
Cierra la puerta, moviendo la cabeza negativamente.
—No le digo a nadie lo que pasa, no me gusta que la gente se preocupe por mí, por eso yo siempre tengo que estar bien.
—Nadie puede estar bien todo el tiempo.
Se sienta mirándome y me agacho a su lado.
—Tengo un hermano, se llama Jimmy.
Bien, así que eso es.
—Es una buena persona —me aclara y puedo sentir cuánto le duele lo que va a decir— pero tiene problemas.
—¿Tú lo quieres?
—Mucho —susurra y puedo notar una pequeña sonrisa en sus labios— cuando éramos niños, pasaba todo mi tiempo con él, yo lo admiraba y siempre estaba cuidándome.
—¿Eso cambió?
—En la secundaria empezó a juntarse con chicos de la calle, salía con ellos, tomaba alcohol, y eventualmente se fue de la casa.
Estiro con miedo mi mano a la suya, porque no quiero excederme.
Él si me lo permite.
—Ya te lo había dicho, es alcoholico, y no tiene dinero para sus vicios, porque no trabaja.
—Él...
—Por favor, no digas algo malo de él, yo sé que está enfermo.
Mi corazón se acelera al ver el brillo en sus ojos.
Nanon es la persona más bonita que he visto, y no estoy hablando solo de su físico.
—Me gustaría ayudarlo —susurra ya llorando— me gustaría haber podido hacerlo cuando eso empezó.
Bueno, puedo encargarme yo.
—Mi mamá enfermó hace un tiempo, tenía un dolor constante en la columna, ella ya no es joven, por eso la obligo a descansar y me encargo yo de nuestra casa —me cuenta bajando la mirada— no nos sobra el dinero, pero nos alcanza, porque aunque Jimmy nos roba a veces, ya no soy un niño y escondo bien lo que gano.
—¿Ella necesita algún tratamiento?
—Tiene pastillas, y le han recomendado cuidarse, no pueden hacer algo más, ella trabajó muy duro siempre, esas son las consecuencias, por eso quiero comprarle una cama mejor, estoy ahorrando para eso.
Yo puedo hacerlo también.
—A Jimmy se le ha metido la idea de que salga con el dueño de la casa en la que vivimos, dice que estoy haciéndome mayor, debo buscar un esposo y quiere escoger a alguien que pueda beneficiarlo a él económicamente.
—¿Quiere dinero?
—Sí, está casi vendiéndome.
—Yo puedo pagar más por ti —digo y su expresión cambia.
Fue algo idiota, ya sé como me mira cuando digo algo idiota.
—¿Si? —me pregunta soltando mi mano— ¿Y cuánto crees que valgo?
—Nanon —digo intentando tocarlo de nuevo, pero ya no me deja.
—Me entristece haberle abierto mi corazón a alguien como tú.
—Perdón —insisto levantándome, porque se va a ir.
—No me toques —me advierte en el pasillo, así que me detengo.
Me frustra ser incapaz de no arruinar las cosas con él, porque me gusta de verdad.
