✨️Nanon.✨️
Odio depender de un trabajo que me obliga a ver a alguien que no quiero ver.
Estoy avergonzado por mi comportamiento.
Él podría haberse quejado, le tiré el café encima.
No importa lo que me haya hecho, sigue siendo un huésped y él está pagándome el sueldo.
Es dinero que necesito de verdad, no puedo darme el lujo de perderlo, me costó mucho conseguir este empleo.
—Buenos días —dice abriéndome y yo hago una reverencia pequeña empujando el carrito adentro.
Suspiro colocando todo en su mesa, para irme rápido, pero él tiene otros planes.
Se para frente a mí, cerrándome el camino.
Obligándome a mirarlo.
—¿Necesita algo más?
—Necesito disculparme.
—No necesita disculparse conmigo —digo confundido.
—Voy a hacerlo de todos modos.
—Soy yo el que debería disculparse, señor.
—Tienes que parar con eso, puedes decirme Dew, ¿parece que tengo 40 años?
—¿Tiene menos? —le pregunto y él abre la boca ofendido.
—Estás jugando conmigo.
—Sí, señor —respondo disperso, porque mi mirada va a su muñeca.
Me distrae.
Está usando el reloj que le compré yo.
—Me gusta —me dice levantándolo y lo señala con un dedo— mira, tiene un cronómetro, así que voy a usarlo siempre, es mejor que el que tenía.
—Está mintiéndome.
—No, hablo en serio, es mi favorito ahora —susurra dando un paso más para acercarse y yo me tenso.
Él junta sus manos y agacha la cabeza.
—Perdóname, voy a dejar que me tires todos los cafés que quieras hasta que estemos a mano.
—¿Todos los que quiera? —le pregunto y él asiente.
Se estira a la mesa y me da el vaso.
Eso me hace reír.
Cierra los ojos esperando a que lo moje, pero no lo voy a hacer.
—Bien, lo he disculpado.
—¿De verdad?
—Fue un idiota, pero vamos a olvidarlo.
—Siempre me dicen idiota —me cuenta sonriéndome.
Sonrío también, colocando su café en la mesa, y lo rodeo para irme.
Estoy cruzando la puerta, cuando su mano me alcanza y yo lo miro confundido.
—Dime siempre si estoy siendo un idiota, porque no tengo la capacidad de darme cuenta.
—Voy a decirle —respondo haciendo una mueca y él suspira mirando mi boca.
Yo sonrío de nuevo.
—No sé comportarme, pero voy a intentarlo —dice soltándome.
—Bien —suelto caminando por el pasillo y cuando volteo antes de entrar al ascensor, sigue mirándome desde su puerta.
Si es idiota, pero no creo que sea una mala persona.
Cuando llego al piso de la recepción, mi jefa está ahí esperándome.
La miro asustado.
—Me preocupa lo que la gente va a pensar de los empleados de este hotel, por tu culpa.
—¿Disculpe?
—Es un huésped, no es la tarjeta de crédito que va a ayudarte con tu lamentable vida.
—Es que no entiendo...
—Te ves patético, regula tu comportamiento o voy a despedirte.
